Unas 155 vaquillonas murieron por falta de agua en un campo en la zona de 17 de Agosto, en el partido bonaerense de Puan. La pérdida económica por la mortandad asciende a los $10 millones.
El hecho sucedió en un establecimiento de la familia Bertin, que se dedica al negocio de acopio, remates ferias y producción agropecuaria. La firma se llama Agropecuaria El Aguacero, hace un 5% de agricultura y 95% de ganadería.
“Tengo 51 años, trabajo desde que soy chico. Estudié y volví. He tenido situaciones de que se queden sin agua, pero no una catástrofe así”, señaló Santiago Bertin, ingeniero agrónomo y propietario. La firma dueña cuenta con varios establecimientos más, todos con sus respectivos encargados.
En rigor, según precisó, lo ocurrido en este caso se debió a una “falla humana”. Señaló que el viernes de la semana pasada el encargado de esa hacienda le pidió tomarse lunes y martes de la última semana de franco. Su respuesta fue que sí, si todo estaba en orden en el establecimiento. El empleado iba y venía del pueblo para su trabajo. Un video de lo que pasó en el campo con la hacienda se difundió rápidamente por grupos de Whatsapp y redes sociales como Twitter.
De acuerdo a lo que relató Bertin, el empleado trabajó hasta el sábado y luego se retiró. Lo que ocurrió fue que, si bien el campo tiene un tanque de 30.000 litros para seis días, el molino, cuando el tanque se vació, no siguió sacando agua para cargarlo. Esto habría sucedido por una presunta falla o rotura desde antes que no fue advertida.
“Se vació y el molino no siguió sacando”, dijo Bertin, que no estaba al tanto de la rotura. Apuntó que las altas temperaturas en la zona agravaron la situación. Agregó que, tras su descanso, el empleado “el miércoles pasado cuando volvió vio el desastre” de la hacienda muerta. En el lote había 169 animales, solo se salvaron 14. Cada vaquillona pesaba entre 200 y 300 kilos.
Señaló que había una relación de “confianza” con quien estaba a cargo de la hacienda, una “conducta intachable”. No obstante, ya no trabaja más con la empresa.
“Es emocional ver la hacienda así, es algo que te destroza. Es algo que no debería haber pasado”, añadió el productor.
El campo donde produce la empresa se encuentra en una zona que, si bien forma parte de la pampa húmeda, tiene una influencia más semiárida. Allí llovió 10 milímetros ayer, pero faltan más precipitaciones. Después de septiembre con registros en torno de lo normal, octubre se despide con un “casi nada” de lluvias.
En estos días se produjo un “golpe de calor muy grande” en la región. En rigor, más allá de este caso puntual de la mortandad por la falta de agua, en la zona murieron animales por las altas temperaturas.
Bertin recorre los campos él mismo, además de los encargados que tiene en los distintos campos, pero no se pudo llegar hasta el que el empleado se había tomado franco y confiaba estaba todo en orden.
Según los veterinarios que fueron al lugar, algunas de las vaquillonas llevaban más de 96 horas muertas.
Para el productor, lo ocurrido deja varias enseñanzas, como incrementar los cuidados para evitar este tipo de situaciones. Además, otra posibilidad sería incorporar una tecnología que avisa si falta agua en los bebederos.
“El pueblo está destrozado también. Somos 400 habitantes. Es una empresa bien de pueblo y nos conocemos vida y obra”, contó.
El productor avisó al Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) lo ocurrido. “La vamos a juntar y haremos lo que nos indiquen”, señaló respecto del organismo sanitario sobre los pasos a seguir.
Remarcó que siempre se trata de hacer algo cuando se ve un animal enfermo y que lo sucedido lo dejó “sin palabras”. (La Nación)