El vicepresidente turco Fuat Oktay declaró el martes que el número de muertos por los terremotos centrados en el sureste de Turquía ascendía a 3.419, con lo que el total, incluidos los fallecidos en Siria, supera los 5.000.
En declaraciones a la prensa, el funcionario precisó que las duras condiciones meteorológicas dificultaban la llegada de ayuda a las regiones afectadas y la realización de rescates. Afirmó que solo se permitía entrar o salir de Hatay, Kahramanmaras y Adiyaman, tres de las provincias más afectadas, a los vehículos de rescate y ayuda.
Las operaciones de rescate se están centrando en esas tres provincias y en Malatya, añadió Oktay.
En Siria, el sismo causó 1.602 muertos y 3.548 heridos, según los últimos datos del gobierno y de los socorristas en las zonas rebeldes.
A veces con las manos desnudas, los socorristas continuaron la dramática búsqueda de sobrevivientes durante la noche, desafiando el frío, la lluvia o la nieve y el riesgo de nuevos derrumbes.
Gobiernos a disposición
La ayuda internacional a Turquía empezaría a llegar el martes con los primeros equipos de socorristas de lugares como Francia o Qatar.
El presidente Alberto Fernández expresó su solidaridad con Turquía y Siria. A través de un mensaje publicado en sus redes sociales, el mandatario aseguró que las embajadas argentinas en dichos países se encuentran a disposición.
«La Argentina se solidariza con los pueblos y Gobiernos de #Türkiye y #Siria tras el terremoto que ocasionó una trágica cantidad de víctimas. Nuestras embajadas están a disposición», tuiteó Fernández, en cita a la publicación inicial del canciller Santiago Cafiero.
Por el mismo canal, Cafiero aseguró que la embajadas se encuentran monitoreando la situación de los argentinos en las tierras afectadas, e hizo públicos los contactos para recibir y brindar información.
«Argentina expresa sus condolencias y su solidaridad por las víctimas y los daños ocasionados por el terremoto en Türkiye y Siria. Nuestras embajadas se encuentran verificando la situación de los argentinos y las argentinas», expresó el canciller, y sumó los números telefónicos.
Por su parte, el presidente estadounidense Joe Biden prometió a su homólogo turco Recep Tayyip Erdogan “toda la ayuda necesaria, sea la que sea”.
El equipo francés debe viajar particularmente a Kahramanmaras, en el epicentro del seísmo, una región de acceso difícil y sepultada bajo la nieve.
Dos destacamentos estadounidense con 79 socorristas cada uno se estaban preparando el lunes para desplazarse al lugar, indicó la Casa Blanca.
China anunció el martes el envío de una ayuda de 6,9 millones de dólares, que incluirá equipos especializados en el socorro en entornos urbanos, equipos médicos y material de urgencia, según un medio estatal de Pekín.
Según Erdogan, 45 países ofrecieron ayuda.
En cambio, el llamado lanzado por el gobierno de Siria recibió por el momento la respuesta de su aliado ruso, que prometió equipos de socorro “en las próximas horas”, además de 300 militares rusos que ya se encuentran en el lugar para ayudar en el rescate.
La ONU también reaccionó, pero insistió que la ayuda debe llegar “a todos los sirios en todo el territorio”, también en la parte que no está bajo control del gobierno.
Aprovechando el caos provocado por las sacudidas, una veintena de combatientes presuntamente del grupo Estado Islámico (EI) escaparon de una prisión militar en Rajo, controlada por rebeldes proturcos.
Los balances a un lado y otro de la frontera no dejaron de aumentar y, teniendo en cuenta la magnitud de la destrucción, pueden seguir la misma tendencia.
Solo en Turquía, las autoridades contabilizaron casi 5.000 inmuebles derrumbados.
Además, la caída radical de las temperaturas conlleva un riesgo suplementario de hipotermia para los heridos y las personas atrapadas en los escombros.
Dormir al raso
La Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que temía lo peor y auguró “unos balances ocho veces más elevados”.
Durante el lunes, se registraron hasta 185 réplicas, además de las dos sacudidas principales: una de 7,8 en medio de la noche (04H17 locales) y la otra de magnitud 7,5 al mediodía.
Las réplicas continuaron durante la madrugada del martes. La más fuerte, de magnitud 5,5, ocurrió a las 6H13 locales (3H13 GMT) a 9 km al sureste de Gölbasi (sur).
Las autoridades habilitaron gimnasios, escuelas y mezquitas para albergar a los supervivientes. Pero por temor a nuevos sismos, muchos habitantes prefirieron pasar la noche al raso.
“Todo el mundo tiene miedo”, aseguraba en Sanliurfa (sureste de Turquía) Mustafa Koyuncu, un hombre de 55 años que pasó la noche con su mujer y sus cinco niños en el coche familiar.
Es el terremoto más importante en Turquía desde el del 17 de agosto de 1999, que causó la muerte a 17.000 personas, un millar de ellas en Estambul.
El presidente turco decretó un luto nacional de siete días y el cierre de escuelas durante una semana. (NA y AFP)