El presidente Javier Milei volvió hoy a sentar posición en redes sociales sobre el uso de fondos públicos para la cultura y las artes, al publicar un posteo titulado «Desarmando el Gramsci Kultural».
Fiel a su estilo, Milei se mostró muy duro: «Cuando uno expone la hipocresía de cualquier vaca sagrada de los progres bienpensantes, se les detona la cabeza e inmediatamente acuden a todo tipo de respuestas emocionales y acusaciones falsas y disparatadas con el objetivo de defender a capa y espada sus privilegios».
Según el mandatario su objetivo es generar «una línea de separación entre los que viven de los privilegios del Estado y las personas de bien».
En los últimos días, ante la decisión de recortar abruptamente el giro de fondos a las provincias, el presidente se enfocó en los gastos que realizan Estados provinciales y municipales en festivales públicos, acusándolos de tener las prioridades cambiadas.
Ayer la cantante y actriz Lali Espósito le contestó a las acusaciones que habían sido dirigidas directamente hacia ella, remarcando que su trayectoria de más de 20 años se asienta en el sector privado, más allá de haber participado eventualmente en espectáculos financiados por el sector público.
Hoy Milei minimizó el enfoque personalizado de la discusión y dijo: «Acá el problema no es una actriz. Es una arquitectura cultural diseñada para sostener el modelo que beneficia a los políticos».
DESARMANDO EL GRAMSCI KULTURAL
La raíz del problema argentino no es político y/o económico, es moral y tiene como consecuencias el cinismo político y la decadencia económica.
Este sistema está podrido y por donde se lo toca sale pus, mucha pus, muchísima..
Gramsci señalaba que…
— Javier Milei (@JMilei) February 16, 2024
Este es el mensaje completo de Javier Milei:
DESARMANDO EL GRAMSCI KULTURAL
La raíz del problema argentino no es político y/o económico, es moral y tiene como consecuencias el cinismo político y la decadencia económica.
Este sistema está podrido y por donde se lo toca sale pus, mucha pus, muchísima.. Gramsci señalaba que para implantar el socialismo era necesario introducirlo desde la educación, la cultura y los medios de comunicación. Argentina es un gran ejemplo de ello. Cuando uno expone la hipocresía de cualquier vaca sagrada de los progres bienpensantes, se les detona la cabeza e inmediatamente acuden a todo tipo de respuestas emocionales y acusaciones falsas y disparatadas con el objetivo de defender a capa y espada sus privilegios.
Así no sólo quedan expuestos aquellos que reciben los privilegios de los políticos en términos de remuneraciones no validables a mercado, sino que también quedan expuestos aquellos políticos, gobernadores e intendentes que se valen de los recursos aportados por los pagadores de impuestos para hacer propaganda política, y por supuesto también los seres más miserables de la política aparecen en busca de alguna ventajita que se apalanque en lo políticamente correcto (aunque en el fondo implique un acto violento). Sin dudas, cualquiera sea la columna que se denuncie del edificio de Gramsci, los receptores de privilegios de las otras dos saldrán en su auxilio.
Por lo tanto, lo más maravilloso de la batalla cultural llevada a la política versada sobre el principio de revelación es que cuando uno señala las vacas sagradas del edificio de Gramsci, automáticamente genera una línea de separación entre los que viven de los privilegios del Estado y las personas de bien.
Acá el problema no es una actriz. Es una arquitectura cultural diseñada para sostener el modelo que beneficia a los políticos. Bueno, nosotros venimos a terminar con eso.
Sin embargo, muchos no la ven y no pueden disfrutar de esta clase aplicada…
VIVA LA LIBERTAD CARAJO…!!!