Un investigador de la Universidad de Bristol, mediante el estudio de copias digitales de un texto religioso italiano del siglo XVII, determinó que el Testamento Espiritual, un enigmático documento religioso hallado hacia 1770 en la casa de William Shakespeare, en Stratford-Upon-Avon, Inglaterra, no fue escrito por John Shakespeare, el padre del dramaturgo, como se creía hasta ahora, sino por su hermana, Joan Shakespeare Hart, una figura hasta ahora poco conocida.
Este documento, firmado por J. Shakespeare y descubierto por un albañil entre las vigas de la residencia de Shakespeare, revela una ferviente devoción al catolicismo, prometiendo «una buena muerte católica» en un período de la historia inglesa donde tal afiliación religiosa era considerada herejía bajo el reinado de la reina Isabel I.
La prueba de que Joan Shakespeare fue la autora del documento
La temporalidad del documento sugiere que fue redactado después del fallecimiento de John Shakespeare en 1601, descartando así la teoría de que él fuera el autor del texto. Según Matthew Steggle, profesor de literatura en la Universidad de Bristol, Joan es la autora más plausible, especialmente porque gran parte del escrito se basa en La última voluntad y testamento del alma, un texto italiano no publicado hasta después de la muerte de John.
El método de investigación de Steggle, que incluyó el uso de archivos digitales como Google Books, destaca cómo la digitalización de materiales raros ha revolucionado la investigación académica, permitiendo descubrimientos que antes habrían sido casi imposibles de realizar debido a las limitaciones físicas de las bibliotecas.
«Incluso hace treinta años, este tipo de investigación habría sido increíblemente difícil, confinada a los fondos físicos de una sola biblioteca», explicó Steggle. «Pero ahora las bibliotecas han digitalizado muchos materiales raros, lo que permite el cruce global de textos y abre nuevas vías para los descubrimientos académicos», agregó.
Quién fue Joan Shakespeare Hart
Joan Shakespeare Hart, quien llevó el apellido de su esposo, vivió en Stratford-upon-Avon toda su vida, sobreviviendo a su hermano William por 30 años y permaneciendo en la casa familiar hasta su muerte en 1646. A pesar de ser una figura marginada de la historia, la existencia de solo siete documentos que la mencionan por su nombre no ha impedido que este descubrimiento arroje luz sobre su vida y creencias.
«Virginia Woolf escribió sobre cómo una figura como ella nunca podría esperar que se conservaran sus escritos, por lo que se convirtió en un símbolo de las voces perdidas de las primeras mujeres modernas», explicó Steggle.
El Testamento Espiritual de Joan contiene expresiones claras de su fe católica, incluida su admiración por Santa Winifred, una figura histórica venerada por su virtud y resistencia ante las presiones sexuales masculinas.
«Yo, [Joan] Shakespeare, protesto que estoy dispuesta, sí, lo deseo infinitamente y humildemente, que de esta mi última voluntad y testamento, la gloriosa y siempre Virgen María, madre de Dios, refugio y abogada de los pecadores, a quien honro especialmente por encima de todos los demás santos, sea la principal Ejecutora junto con estos otros santos mis patronos, Santa Winifred, a todos los cuales invoco y suplico que estén presentes en la hora de mi muerte para que ella y ellos me consuelen con su deseada presencia y suplico al dulce Jesús que reciba mi alma en la paz».
Según una nota emitida por la Universidad de Bristol, este tipo de juramentos implicaban una afirmación personal ante la inminencia de la muerte, declarando las convicciones religiosas finales antes de que el acercamiento de la muerte pudiera afectar las facultades mentales. El texto redactado por Joan Shakespeare representa el único caso conocido en el Reino Unido de esta naturaleza, siendo además uno de los pocos ejemplos documentados en toda Europa. (NA)