Estos datos cambiaron notablemente con la aparición del coronavirus. En 2021, la aparición del virus SARS-CoV-2 desplazó al accidente cerebrovascular de su puesto. Quedó en primer lugar, con una tasa de 94 muertes por cada 100.000 habitantes.
El estudio expuso que para aquel año, la tasa de mortalidad por esta enfermedad era mayor en África subsahariana, con 271 por cada 100.000 personas, seguido por América Latina y el Caribe, con 195,4 por cada 100.000. En cambio, las más bajas se encontraron en las regiones con mayores ingresos como el sudeste asiático, el este de Asia y Oceanía, con 23,2 muertes por cada 100.000 habitantes.
Las consecuencias del Covid-19 a nivel mundial
La coautora del estudio, Liane Ong,, destacó que “por un lado, vemos los logros monumentales de los países en la prevención de muertes por diarrea y accidentes cerebrovasculares, al tiempo que vemos cuánto nos ha hecho retroceder la pandemia del COVID-19″.
Los avances de la ciencia permitieron mejorar los diagnósticos, como en el caso de las enfermedades entéricas, que afectan estómago e intestinos, de origen infectocontagioso, de vías respiratorias inferiores, la diarrea, la malaria, el VIH/SIDA, la tuberculosis, el sarampión, la fiebre tifoidea, el cáncer y las muertes neonatales, entre otras, posibilitaron contrarrestar estos efectos y la reducción neta de 1,6 años en la esperanza de vida.
Los estudiosos opinaron que la comunidad mundial debe garantizar que las herramientas que salvan vidas y que redujeron las muertes estén disponibles para las personas en todos los países, incluso donde los recursos son limitados.