Después de que Javier Milei echara a Diana Mondino, la Casa Rosada comunicó que pondrá en marcha una auditoría a la Cancillería para “identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad”. Mondino fue despedida de su función después de que la Argentina, como hace siempre, votara en la ONU a favor de levantar el embargo que Estados Unidos tiene sobre Cuba.
“La Argentina atraviesa un período de cambios profundos y esta nueva etapa exige que nuestro cuerpo diplomático refleje en cada decisión los valores de la libertad, soberanía y derechos individuales que caracterizan a las democracias occidentales”, afirmó el Gobierno a través de un comunicado difundido este miércoles.
En la misma línea, desde el Ejecutivo remarcaron que “nuestro país se opone categóricamente a la dictadura cubana, y se mantendrá firme en la promoción de una política exterior que condene a todos los regímenes que perpetúan la violación de los derechos humanos y las libertades individuales”.
Minutos después de conocida la decisión del Gobierno, Milei compartió en sus redes sociales un mensaje de apoyo a su gestión. “Orgullosa de un gobierno que no banca ni es cómplice de dictadores. Viva Cuba Libre”, escribió en su cuenta de X la diputada nacional del PRO Sabrina Ajmechet. El mensaje fue replicado por el Presidente.
También se hizo eco de una publicación de la cuenta “Enfant Terrible”, atribuida al asesor presidencial Santiago Caputo. “Nadie tiene el puesto asegurado. Se tienen que aggiornar a los valores de LLA. Si hacen cualquiera están afuera”, sentenció el usuario de X.
En los últimos meses, fue creciendo la tensión que incluyó la salida del embajador argentino ante la ONU, el diplomático de carrera Ricardo Lagorio. Además, el propio presidente había decidido avanzar en una especie de “intervención” en la Cancillería a través de las designaciones, primero, de la abogada Úrsula Basset y, luego, de la reforma de la Secretaría de Culto y Civilización con Nahuel Sotelo a la cabeza.
Además, a mediados de este mes, el gobierno había advertido a los embajadores que debían “acompañar las ideas de la libertad o dar un paso al costado”. El mensaje de Milei fue enviado a través de una comunicación interna del Ministerio de Relaciones Exteriores que le llegó a todos los diplomáticos. En ese momento, el mensaje generó preocupación, incertidumbre y hasta incredulidad del cuerpo profesional de la Cancillería.