“Dejémonos mimar una vez como equipo”. Fabricio Oberto había dejado la consigna clara y 15.000 fanáticos abrazaron a los doce muchachos que hace 20 años quemaron los libros y escribieron la historia grande del deporte argentino en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
Transcurrieron 20 años y la Generación Dorada se reencontró por primera vez y vivió una noche de fiesta en Villa Soldati.
Se trata de los bahienses Juan Ignacio Sánchez, Emanuel Ginóbili y Alejandro Montecchia; y sus colegas Fabricio Oberto, Walter Herrmann, Gabriel Fernández, Hugo Sconochini, Luis Scola, Leonardo Gutiérrez, Andrés Nocioni, Carlos Delfino y Rubén Wolkowyski. Doce nombres dorados, dirigidos por Rubén Magnano y su cuerpo técnico. Un lujo inolvidable.
«Esto no pasa en ninguna parte. Teníamos dudas, de quién iba a venir a ver a unos viejos, jugando lento. Les agradezco enormemente, pasaron 20 años y ustedes están aquí así. Estamos conmovidos», dijo Ginóbili al público.
Y además de lucirse con sus palabras de agradecimiento, el bahiense hizo recordar sus mejores momentos en la cancha.
Hubo ovación de pie para Magnano y el cordobés se sacó las ganas de hacer reír a todos imitando sus pasitos locos con los que festejó aquel “zapatazo” de Manu en el triunfo inaugural olímpico ante Serbia y Montenegro.
Se reencontraron, jugaron para divertirse, se sacaron selfies con la gente, armaron un torneo de triples con la gente, influencers y artistas como Duki y Paulo Londra. Se prendieron a dar pases con Marcos Milinkovic, Germán Chiaraviglio y Paula Pareto. Los fueron a ver los olímpicos Juan Martín Del Potro, Santiago Lange, Cecilia Carranza, Federico Molinari, ex compañeros como Leandro Palladino y Juan Gutiérrez, y sus ex técnicos Julio Lamas y Sergio Hernández. Y se dieron el lujazo de jugar con sus hijos en Argentina.
Clarín