“En este contexto, el tipo de cambio real multilateral (TCRM), un proxy de la competitividad precio de la economía, está en mínimos desde 2015 y cada vez más cerca de los valores de fines de 2001″, señaló GMA Capital.
“Según los manuales, esta situación no es inocua para el sector externo. Por caso, en septiembre, y por cuarto mes consecutivo, el saldo de cuenta corriente cambiaria arrojó un valor negativo. Esta vez fue por u$s700 millones, acumulando una salida de divisas por u$s3.636 millones en el tercer trimestre, con un tipo de cambio promedio de $1.080 por dólar a precios de hoy. Si la cuenta corriente ya comienza a sufrir, ¿qué queda para lo que vendrá?”, consideró la consultora.
“Pero la realidad siempre es más compleja. Por eso, la métrica del tipo de cambio real, un factor que muchos economistas consideran endógeno (es resultado de la interacción de otras variables fundamentales) constituye tan solo un medidor de la competitividad. Existen otros indicadores que nos podrían aclarar un poco más acerca de la situación del mercado externo argentino”, agregó.
Súper peso: ¿el tipo de cambio es competitivo?
Si bien el tipo de cambio no es tan competitivo en la actualidad, la estructura de costos de las empresas son determinantes para terminar de medir la competitividad y el nivel de sostenibilidad del tipo de cambio.
El amortiguador, según GMA, son los salarios en dólares. Estiman que el salario promedio al tipo de cambio mayorista se ubica algo arriba de los u$s1.100, mientras que aquel medido por el CCL se encuentra levemente por debajo. Estos valores se encuentran cercanos a los niveles del bienio 2008/2009 (promedio u$s1.096 a precios de hoy) y por debajo de aquellos de 2018/2019 (promedio u$s1.232). Asimismo, están muy lejos de los u$s1.916 de noviembre de 2017 y los picos entre u$s2.000 y u$s2.100 medidos al oficial entre 2013 y 2015, que demostraron, expost, ser insostenibles.
“Por lo tanto, no parecería que estos valores de costo laboral sean particularmente elevados. Además, las autoridades avanzan con su agenda de desregulación y reducción del gasto público (meta del gasto consolidado de 25% del PIB), con la mirada puesta en reformas más estructurales, como la laboral. Así, Argentina podría mantener un tipo de cambio más apreciado sin que éste se vuelva insostenible”, explicó GMA.
(Ambito)