Durante estas fechas puede ocurrir que aparezcan ballenas en la costa de Monte Hermoso. Y este año se dio. Los cetáceos sorprendieron a los habitantes de la localidad y a muchos turistas que aprovecharon el finde largo para visitar el balneario.
Junto con la agradable temperatura registrada el fin de semana, los ejemplares ofrecieron un espectáculo único.
De hecho, se difundieron imágenes que fueron tomadas desde un drone del Municipio donde se puede ver a los animales nadando en forma paralela a la orilla de la playa. Las mismas fueron compartidas a través de las redes sociales oficiales.
«En el día de ayer fueron vistas algunas ballenas en nuestra costa realizando su paso migratorio como todos los años para esta fecha», se destaca en la publicación hecha.
Ambos se encuentran en el medio del mar, con sus tablas y junto a las ballenas. En el audio se puede escuchar: «Na na na, es tremendo esto», haciendo alusión al impresionante momento.
Un aspecto que también destacan es el tamaño de los animales y la cantidad de pelos que poseen: «Es mediana igual (la ballena), no es gigante», aclara uno de los dos hombres.
“Nos aceptaron y jugaron con nosotros. No tuvimos nunca miedo, ni cuando una me tiró de la tabla con un aletazo”, contó Valentín Villalba, a quien le perdura la emoción por la experiencia única con ballenas que vivió durante este finde largo cerca de las playas de Monte Hermoso.
En el balneario ubicado a 630 kilómetros de Buenos Aires, donde vive y trabaja, este dorreguense de 45 años se metió al mar junto a su amigo, Diego Schulz (46), para hacer el deporte que ama, el SUP, y terminaron disfrutando una aventura que los marcará por siempre.
“Encima nos llamó un amigo pescador del Sauce Grande -mini balneario que pertenece a Monte- que había visto una aleta cerca de la playa. Hacia allá fuimos, porque además es la zona que podemos bajar con los vehículos a la playa”, contó, refiriéndose a una zona de 32 kilómetros de playa virgen que tiene esta balneario que, en otras particularidades, por estar en una bahía, cuenta con la belleza natural de que el sol sale y se pone en el mar.
Cuando se metieron, se dieron cuenta que la ballena que estaba cerca -350 metros de la costa- había desaparecido, entonces decidieron ir para adentro (1000 metros), a ver si la encontraban.
“Llevamos años haciendo esto, el mar estaba muy tranqui. Además, teníamos alguien afuera, por las dudas”, aclaró Valen. De repente, no solo encontraron a un ejemplar de este gigante del mar.
“Contamos 12, todas en grupo, primero tirando agua hacia arriba y luego ya estando panza arriba, como descansando. Yo creo que esta zona, que es una bahía, la usan para descansar en su viaje hacia el Sur. No es la primera vez que las vemos así. Pero en este caso no fue con binoculares, sino en persona”, explicó, sonriente.
De repente, Villalba y Schulz se vieron rodeados. “En un momento llegaron a ser cuatro alrededor nuestro, sacando la cabeza al lado como se ve en el video y girando por debajo. Fue el único momento, porque en realidad estaban todas y se iban acercando a nosotros de a una, como organizándose para jugar con nosotros”, detalló, aun impactando por el encuentro, quien es el dueño de un hotel frente al mar.
“Es difícil enumerar todo lo que sentimos, pero fueron muchas sensaciones en un mismo momento. En mi caso fue algo que nunca experimenté. Nervios hay, tranquilo no estás, mi reloj me marcó 126 pulsaciones por minuto en toda la hora que estuvimos con ellas. Estás alterado, pero en el buen sentido, viendo qué hacen…imaginate que giran abajo tuyo, la tabla se mueve, por momentos salían con la cabeza a un metro. Yo describiría al momento como de disfrute total. Pero miedo seguro que no”, amplió.
Villalba aseguró que “te dabas cuenta que ellas también tenían sus cuidados, más allá del aletazo de una que me tiró”.
“Una se acercó, me salió al lado y abrió grande un ojo para mirarme. La tenía arriba, me hizo sombra…Nunca tuve miedo, aunque si veía sus callosidades y pensaba ‘tienen un filo bárbaro, si me roza, me abre todo’. Pero sabía que no iba a pasar. La energía que había en el lugar era muy distinta, te invitaba a tener certezas de que sería un encuentro muy amigable. Nos caímos varias veces de las tablas y en todo momento sentimos que nada pasaría. Además, eran muy precisas en cada movimiento, milimétricas. El aletazo no fue de torpe, quería jugar”, detalló.
Para el final dejó una reflexión de un momento que los marcará de por vida.
“En un momento unimos las tablas, nos acostamos, miramos al costado y estaban todas ahí, al lado nuestro. Fue hermoso. Yo no soy de las personas más sensibles del mundo, pero esto que vivimos fue un éxtasis”, cerró Villalba.
Al finalizar el video uno de ellos se pregunta y responde: «¿Y dónde fuiste a ver las ballenas?: a Monte Hermoso». Y se oye un «gracias vida», que resume la inolvidable experiencia vivida. (La Brújula/La Nueva)