La audiencia del juicio por el homicidio de Lucio Dupuy, el niño asesinado a golpes y víctima de abuso sexual, terminó con una sorpresa. Una de las acusadas pidió declarar. “Mi intención jamás fue lastimarlo y mucho menos matarlo. Me duele en el alma, lo extraño mucho”, afirmó Abigail Páez ante el Tribunal de Audiencias de Santa Rosa, en La Pampa.
Páez es la pareja de Magdalena Espósito Valenti, la madre de Lucio, el niño de cinco años asesinado en noviembre del año pasado. Está acusada de abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y formas concretas de realización y con acceso carnal vía anal y oral; agravado por ser la guardadora al momento de los hechos, por ser cometido por dos personas y por existir convivencia entre ella y la víctima menor de 18 años; todo como delito continuado; en concurso real con homicidio calificado por ensañamiento y alevosía.
Además, ante los jueces Alejandro Ongaro, Andrés Olié y Daniel Sáez Zamora, Páez hizo un relato detallado de lo que hizo el 26 de noviembre del año pasado, día del fallecimiento del hijo de su novia, de tan solo cinco años.
Cuando María Blanco Gómez, defensora oficial que representa a Páez, comunicó que su asistida iba a prestar declaración, su colega Pablo De Biasi, adelantó que Espósito Valenti se retiraría de la sala y que no escucharía el testimonio.
Hace un mes, cuando empezó el juicio, Espósito Valenti y Páez habían coincidido en adelantar que “no iban a declarar”, cuando la jueza Ongaro les realizó una pregunta en ese sentido. Hoy, una de las acusadas cambió de postura.
Páez declaró durante 20 minutos, pero no quiso responder preguntas de las partes del proceso, informaron fuentes al tanto de la audiencia.
Espósito Valenti está acusada por la fiscalía de abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y formas concretas de realización y con acceso carnal vía anal y oral; agravado por ser la ascendiente, por ser cometido por dos personas y por existir convivencia entre ella y la víctima menor de 18 años; “todo como delito continuado; en concurso real con homicidio calificado por ser la ascendiente, por ensañamiento y alevosía”.
Fuente: La Nación