Un pedazo de la historia argentina fue desenterrado en los últimos meses en proximidad de San Blas, en cercanías del Faro Segunda Recalada. En ese lugar, un grupo de arqueólogos encontró restos de un campamento de náufragos, correspondiente a uno de los intentos de Brasil de invadir nuestro país desde el sur durante la guerra de principios del Siglo XIX.
Si bien la del 7 de marzo de 1827 es la incursión brasileña más conocida en nuestra región, que terminó siendo rechazada por un puñado de criollos y soldados en el por entonces Fuerte del Carmen –hoy Carmen de Patagones-, la historia recuerda otros dos conflictos con el imperio en donde hoy se ubica el punto más austral de la provincia de Buenos Aires.
La primera de ellas se dio en 1825, previo a la guerra, cuando una pequeña fuerza extranjera intentaba capturar a un corsario que terminaría brindando sus servicios a las Provincias Unidas del Río de la Plata. La siguiente fue en octubre de 1827, casi sobre el fin del conflicto y pocos meses después de la intentona de marzo; solo que esta nunca llegaría a concretarse.
Desde hace varios años, un grupo de arqueólogos se encuentra trabajando en las costas del sur bonaerense, en el denominado Proyecto Patagones, que involucra la “Investigación arqueológica y puesta en valor de las actividades marítimas en Norpatagonia, 1779-1879”. El objetivo de la iniciativa, radicada en el Instituto de Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, es el estudio del patrimonio cultural marítimo ubicado en el litoral atlántico y entornos ribereños al sur de la provincia de Buenos Aires, entre los ríos Colorado y Negro. Este sitio, debido a su exclusividad y potencial, reviste especial interés tanto para la historia local y regional como para las investigaciones en arqueología marítima y náutica de América del Sur.
Esto, aclara el proyecto, incluye “a las localidades de Carmen de Patagones y Bahía San Blas, una región que presenta una extensa trayectoria en materia de navegación histórica”.
En este marco, recientemente se encontraron restos de un campamento de náufragos que data del período correspondiente a la Guerra con el Brasil, entre fines de 1825 y mediados de 1828. Desde el equipo de investigación se informó que en un sector cercano a San Blas fueron hallados fragmentos o porciones de una nave de madera que naufragó entre esta localidad y el sector conocido como Punta Rasa. Estos pecios permitieron evaluar el tipo, dimensiones y período en que operaron las naves, que datan del Siglo XIX.
“Las evidencias materiales y documentales analizadas, permitieron interpretar el sitio como los restos de un campamento de náufragos asociado a las acciones navales desarrolladas en la zona de Carmen de Patagones y Bahía San Blas en el marco de la Guerra contra el Imperio del Brasil”, se indicó desde el grupo de investigación.
Este lugar, denominado Faro Segunda Barranca 4 (FSB-4), ubicado entre Punta Rubia y el faro -a unos 60 kilómetros de Carmen de Patagones-, “debido a su exclusividad y potencial, reviste especial interés tanto para la historia local y regional como para las investigaciones en arqueología marítima y náutica de América del Sur”.
En ese sitio se recuperó una muestra representativa de la variabilidad de materiales, en su totalidad de origen europeo-criollo: elementos de índole náutica, asociados a la estructura y carga de un barco de madera, y enseres de diverso tipo vinculados con la vida cotidiana, como restos de vajilla, de cerámica, indumentaria, armas y adornos, entre otros elementos y en distintos grados de conservación. También se encontraron otros objetos, aunque más vinculados a la presencia indígena en la zona.
Uno de los más relevantes es un sello de armas con el escudo de Brasil, incompleto, hecho de plomo, correspondiente a la tercera década del Siglo XIX. Si bien tiene la forma de una moneda, se explica que estos objetos eran utilizados como marcadores de documentos o de mercadería.
En el lugar fueron hallados, además, distintos elementos náuticos, entre ellos numerosos objetos de hierro y aleación de cobre aislados, identificados preliminarmente como parte de la estructura y carga de un barco de madera. También se encontraron cuchillos herrumbrados y con distintos grados de conservación.
Todos estos elementos se encuentran actualmente en estado de preservación y análisis.
La tercera no fue la vencida
La historia reconstruida a partir de estos hallazgos y de registros de aquellos años, cuenta que la armada del Brasil llevó adelante una tercera expedición a Patagones en octubre de 1827, con una escuadra que partió desde Montevideo bajo el mando del capitán de fragata Guillermo Eyre, quien había participado del anterior intento de invasión.
De las tres naves que conformaban la expedición, la corbeta Masías (Maceió, en portugués) y el bergantín Independencia o Muerte (Independência ou Morte), encallaron el 21 de octubre al intentar ingresar a la bahía San Blas.
Ambas embarcaciones terminaron destrozadas por el fuerte oleaje y viento del sudeste, con la pérdida de alrededor de 50 hombres.
Al conocerse el nuevo avance enemigo, un contingente de Patagones se acercó a la zona y apresó a un grupo de sobrevivientes. Sólo una de las naves brasileñas, el bergantín Caboclo, logró regresar a Montevideo, llevando parte de las tripulaciones de los otros dos barcos.
A la fecha, se desconoce el lugar preciso donde naufragaron estas naves. Algunas fuentes hacen distintas referencias a la zona de San Blas, mientras que otras mencionan “el banco del infierno” o “uno de los numerosos bancos que forman el canal de ingreso al puerto”.
Luego de los naufragios, Eyre contaría que se habían salvado 83 personas; que el bergantín Independencia o Muerte se había hecho pedazos a las 21 del día 21, y que la corbeta Masías se había partido en dos mitades la noche del 22. Solo el comandante del Independencia o Muerte, capitán-teniente Francisco Cleare, había dado una referencia un poco más exacta del lugar del accidente.
Entre las medidas adoptadas por los náufragos, la búsqueda de refugio en tierra fue primordial. A nado, los sobrevivientes pudieron llegar al punto donde, un siglo y medio después, fue encontrado el campamento, en el sitio hoy denominado como FSB-4. Sin embargo, un par de días después fueron capturados por las fuerzas de Patagones; entre ellos se encontraba nuevamente Eyre.
En la documentación constó que quedaron “prisioneros dos jefes, 4 oficiales y 78 individuos de tripulación y artilleros. Se han ahogado, según informes de los mismos prisioneros, cerca de 50 hombres”
A partir del hallazgo realizado por el equipo a cargo del doctor Nicolás Ciarlo, la idea a futuro es seguir excavando el sitio para intentar encontrar nuevos objetos.
Sin embargo, ahora se ha sumado la posibilidad de buscar los barcos hundidos. Al conocerse con más precisión cuál fue el sector de los naufragios, en el denominado Banco del Infierno, a unos 200 metros de la costa, se podría escanear el fondo marino buscando los restos del Independencia o Muerte y del Macías. Por supuesto, todavía no hay nada definido al respecto, pero la posibilidad de encontrar nuevos elementos -hasta dos barcos- y seguir desentrañando nuestra historia es bien cierta. (La Nueva)