El poder de compra de los asalariados privados está en niveles similares a los de 2002 y, entre los meses de diciembre de 2023 y mayo del corriente, cada trabajador perdió casi 500.000 pesos por este concepto, de acuerdo con un informe.
Así, desde el Mirador de la Actualidad, el Trabajo y la Economía (MATE), un grupo de economistas rosarinos de dilatada trayectoria en el seguimiento del mercado laboral de nuestro país explicaron que, sumando la pérdida mensual de poder de compra del salario privado desde el último mes de 2023 a mayo de este año, los asalariados resignaron el equivalente a 486.193 pesos, frente a los 341.596 resignados en el lapso equivalente de la presidencia de Mauricio Macri.
Con Alberto Fernández también hubo pérdidas, aunque algo menores ($38.974), mientras que con las administraciones precedentes (Cristina Fernández de Kirchner, ambos gobiernos), hubo mejoras acumuladas en cinco meses por 99.344 y 93.223 pesos respectivamente.
“Vale aclarar que la situación actual es diferente, porque allá por 2002, los niveles de desempleo eran elevadísimos y se venía de cuatro años consecutivos de recesión económica”, explica Lavih Abraham, integrante de MATE.
En el caso del salario del sector público, el ajuste fiscal golpea en forma directa en todos los niveles jurisdiccionales. Así las cosas, un 22% cayó el salario público en apenas cinco meses, y la recuperación se presenta más difícil todavía que para los trabajadores del sector privado, dados los recortes de nóminas ya anunciados por el gobierno.
La actividad, una gran duda
Con un PBI que depende en su inmensa mayoría del consumo privado (más del 70% del mismo), tremendo mazazo salarial generó una abrupta recesión, superior al 5% en el primer trimestre de 2024, de acuerdo con datos oficiales.
Pero cuando se analizan los componentes del PBI (N de R: el total producido por un país en un momento del tiempo, valuado a precios de mercado), resulta preocupante el tremendo desplome de la inversión privada, que cedió nada menos que un 23,4% interanual.
El dato resulta por demás preocupante, toda vez que nuestro país tiene niveles bajísimos de inversión privada (ronda entre el 18 y el 20% del PBI) y, ante semejante caída del consumo y la errática política exterior del gobierno libertario, sólo hay dudas en el horizonte con respecto a la duración de este proceso recesivo. (La Nueva)