La explicación de Sammartino va en sintonía con lo que ocurrió con los productos básicos, como la leche fluida y los quesos blandos, que lograron resistir mejor los embates de la realidad, sostenidos por su rol central en la dieta cotidiana. En contraposición, los quesos duros, los postres y los yogures muestran en el informe citado las mayores caídas, evidenciando que los consumidores están ajustando su presupuesto hacia opciones más económicas.
Precios, inflación y poder adquisitivo
La relación entre los precios de los lácteos y los ingresos de las familias es uno de los factores clave detrás de esta dinámica. Tras un 2023 caracterizado por incrementos significativos en los precios, el sector experimentó cierta estabilización durante 2024. Sin embargo, los valores minoristas siguen siendo elevados en términos relativos, manteniendo a los productos de mayor valor agregado fuera del alcance de muchas familias.
El informe destaca que, si bien se registró una leve mejora en el poder adquisitivo en términos de litros de leche equivalente, esto no fue suficiente para revertir por completo la caída del consumo. Los datos del OCLA confirman que las familias argentinas están optando por productos más baratos o sustitutos, como bebidas lácteas y margarinas, que ofrecen precios más accesibles pero no siempre igualan el valor nutricional de los lácteos tradicionales.
Este contexto no solo impacta en el consumo interno, sino también en la rentabilidad de los productores y las industrias lácteas. Los márgenes de ganancia se ven comprimidos, especialmente en segmentos que requieren mayor inversión en procesamiento, como los quesos duros.
Pablo Villano, titular de APYMEL, aseguró que “hay dos problemas que debe resolver la cadena, el primero esta relacionado al consumo en el mercado interno, que no solo no aumenta, sino que se mantiene en los mismos niveles o apenas aumenta el consumo de leche. Por otra parte, a la exportación no le cierran los números -los exportadores dicen que están 500 dólares por debajo del punto de indiferencia- y eso que los precios internacionales son uno de los más altos en términos históricos».
«Pero el problema mayor son los costos, por eso se están revisando los costos de las industrias y de los tambos, se está haciendo un estudio del tema impositivo en toda la cadena y si bien aún no hay resultados definitivos, lo de los impuestos lo debemos trabajar con los gobiernos locales, provinciales y nacional. A eso se le suman otras cuestiones como por ejemplo el costo laboral -no el salarial- y el energético, porque hay tarifas que se multiplicaron por cuatro. Por último el precio del combustible, que se incrementó en forma exponencial», completa.
Una recuperación a paso lento
La leve mejora en las ventas internas de lácteos es una señal alentadora, pero insuficiente para revertir la tendencia de contracción observada en los últimos años. Los consumidores, presionados por la inflación y la pérdida de poder adquisitivo, siguen priorizando los productos esenciales sobre aquellos de mayor valor agregado.
Con el tiempo, y dependiendo de cómo evolucione el poder adquisitivo, es posible que los productos premium vuelvan a ganar espacio en la mesa de los argentinos. Por ahora, el camino parece estar marcado por el consumo moderado y el enfoque en lo esencial.
El desafío para la industria es consolidar esta recuperación incipiente, logrando un equilibrio entre precios, consumo y producción que permita mantener la sostenibilidad del sector. En un contexto de incertidumbre económica, la resiliencia y la capacidad de adaptación serán determinantes para garantizar el acceso de los argentinos a productos lácteos de calidad.
Y por supuesto, impulsando la exportación. Para eso habrá que recorrer un largo camino en la reducción de costos (con los impuestos a la cabeza) para encontrar soluciones que permitan aumentar la rentabilidad de las empresas porque al día de hoy los costos aumentaron mucho mas que la devaluación del 2% mensual. Esta realidad la viven decenas de rubros en la actividad económica, donde la lechería no queda exenta a pesar de que el sector ya no tiene retenciones.
(Ambito)