En el tiempo de descuento a la elección legislativa del próximo domingo 14 de noviembre, el candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, Facundo Manes, tiene una intensa agenda de campaña. Se sumó a la estrategia de otros dirigentes de Juntos por el Cambio que recorrieron varias provincias.
El neurocientífico, segundo en la lista detrás de Diego Santilli, advirtió en sus últimos mensajes que hay “una falta de rumbo” en el país, por lo que es necesario “poner en marcha un plan estratégico basado en la economía moderna”.
-Lo primero que hago en este ciclo de entrevistas es establecer -con absoluta honestidad- un pacto de sinceridad brutal, aun cuando las respuestas no te convengan. ¿Estás dispuesto?
-Sí, claro.
-¿Qué no te gustó de esta campaña electoral?
-Muchas cosas. Pero lo más triste es que veo una falta de convicción patriótica para hacer lo que hay que hacer. Veo una lucha por el poder, por ganar una elección más que por cambiar radicalmente a la Argentina.
– ¿Eso lo viste en tu espacio político, en tus adversarios o en todo el ecosistema político?
-Los argentinos todos estamos atrapados en eso. Es difícil salir de esa trampa. La política, el periodismo, los empresarios… La Argentina es como un Titanic que hace décadas que se está hundiendo de a poco. Y en ese miedo cada uno tira para su lado. Entonces hay un proyecto de país para el sindicalismo, un proyecto de país para la industria, hay un proyecto de país para el campo, hay un proyecto de país para la política, hay un proyecto de país para los científicos. Pero nos falta la acción colectiva para lograr un proyecto integrador. Es muy frustrante porque no hay un sueño colectivo. Tampoco lo encontré en esta campaña.
-¿En lo personal hay algo de lo que te arrepientas en esta campaña? Algo que hayas hecho que no te haya gustado.
-No me arrepiento de haber abrazado a mi gente en el peor momento de la historia argentina. La verdad que fui honesto. Yo nunca ataqué a nadie. Me atacaron. Y dije cosas de sentido común. Si tuviera que elegir algo que no volvería a hacer sería… yo por la campaña me tuve que cerrar un poco porque en las campañas todo el mundo opina y yo tuve que poner un límite incluso a mis amigos. Porque como experto en la mente sé que hasta los mejores comentarios te pueden intoxicar. Así que quizás tengo que mejorar eso: la relación con mis amigos, con la gente que me quiere. Yo me aislé un poco. En el futuro quiero escuchar a mis amigos. Ese equilibrio todavía no lo logré.
Oficialistas y opositores en la lupa de Facundo Manes
– Hagamos un ejercicio republicano. Tratar de encontrar cosas buenas en los adversarios y reconocer defectos en los propios. Empecemos por los adversarios. ¿Qué virtud le destacás a Alberto Fernández?
-El manejo inicial de la pandemia, en el sentido político de convocar a la oposición. Fue muy bueno. Una imagen que la sociedad apoyó. Después eso se desintegró. Fue una cosa insólita.
-¿Qué virtud le reconocés a Cristina Fernández?
-Su liderazgo y su capacidad de resiliencia. Es una líder de un espacio que enfrenta las adversidades. La gente resiliente sigue adelante.
-Habiendo pasado ya 8 años… ¿Puedo preguntarte cómo fue atenderla a Cristina? ¿Cómo fue ser su médico en un momento complicado de su salud?
-Fue una gran responsabilidad liderar el equipo del Instituto de Neurociencia de la Fundación Favaloro que diagnosticó y trató a la entonces Presidenta. Fue una situación de mucho respeto mutuo. Por suerte salió todo bien. Fue una muy buena paciente.
-¿Sentiste mucha presión por el hecho de liderar un equipo médico tratando a una persona tan poderosa?
-Te voy a contar una anécdota que no viola el secreto médico. El día que la fui a buscar a Olivos para llevarla a la Favaloro estaba en mi casa y -para relajarme- me puse a ver el diario. Y la tapa de uno de los diarios era: “Un neurólogo radical atiende a Cristina Kirchner” (risas).
-Hablemos ahora de tus compañeros de alianza política. Empecemos por Mauricio Macri. ¿Qué no te gusta de él?
-Yo evito las referencias personales. Las coaliciones deben entenderse como lo que son. Las coaliciones son partidos políticos independientes, con identidades diferentes, que estratégicamente se unen para ganar una elección y trazar el rumbo de una nación. Y creo que, a diferencia de lo que pasó entre 2015 y 2019, ahora gracias al esfuerzo de nuestro espacio “Dar el paso”, las diferencias que podemos tener entre nosotros son mucho menos importantes que los desafíos que tiene nuestro país empobrecido. Ahora la coalición tiene identidades fuertes, independientes, que se unen para un trazado de país.
-¿El error de Macri fue no comprender eso, no aceptar las diferencias?
-Para Macri aquello fue una coalición electoral, no una coalición de gobierno. Lo dijo él. Yo fui crítico del rol del radicalismo en ese contexto.
-Entendiendo que no querés hacer referencia a personas… ¿Qué no te gusta del gobierno de Ciudad de Buenos Aires liderado por Rodríguez Larreta y Santilli?
-Yo sería muy ambicioso con Buenos Aires. A mí gustaría que Buenos Aires fuera la Silicon Valley de América del Sur. Tenemos las universidades, el talento creativo. Tenemos que ser mucho más ambiciosos que el hacer obra pública, que me parece bien. Pero yo haría de Buenos Aires la Silicon Valley de América Latina.
-¿Qué no te gusta de vos?
-Muchas cosas. Soy muy crítico de mi mismo. Por ejemplo, no me gusta que soy demasiado empático. La empatía te hace sufrir. Otra cosa que me critico es no pasar más tiempo con mis hijos. Tengo tiempo de calidad. Pero mi actividad de emprender INECO, de cambiar la cultura en el ámbito de la neurociencia, el Instituto de Neurociencia de la Favaloro, y ahora de comprometerme con el país hace que tenga una deuda con mis hijos. Y tengo muchos más defectos. Pero tengo una virtud: me rodeo de gente más inteligente que yo.
-Alguna noche en este período de campaña, cuando pusiste tu cabeza en la almohada, ¿sentiste arrepentimiento de haberte lanzado a la política?
-No me pasó. Sí me sentí cansado y con estrés. Y cuando uno está estresado ve todo negro. Eso sí. Pero me siento muy pleno. Cuando uno se siente parte de un sueño que lo excede se siente muy feliz. Yo estaba dispuesto a fracasar en lo personal en pos de un proyecto colectivo. Por suerte no pasó y nos fue bien. (TN)