por Tomás Loewy
Definir el «como» suele ser lo más engorroso, a nivel político, dentro de la diversidad de criterios. En otras oportunidades nos hemos explayado en este objetivo, pensando en el país, con una serie de propuestas. Aquí vamos hacer un aporte, previo al cómo, para alcanzar mejores definiciones del «que». En esa tarea lo más sensato es indagar en las buenas preguntas, si pretendemos cambios consistentes.
Pensar es siempre volver a empezar….
Usualmente, transitamos los días con alguna noticia predominante, una serie de factores sintomáticos de la economía o la política, sin descartar alguna «comidilla» de la farándula. Suelen transcurrir horas mostrando una manifestación, un discurso o algún caso trágico de inseguridad.
Una primera cuestión, que cualquiera puede plantearse, es qué lugar mediático nos queda para ofrecer cuestiones importantes y de causas estructurales, en múltiples escalas de tiempo y espacio. La inexistencia de estas secuencias suele denominarse neonegacionismo: pretender que ciertas cosas no existen solo por el hecho de no mencionarlas.
En cuanto a las preguntas, como ejemplos, no pude menos que formular una docena. Si bien tienen un perfil dicotómico, las opciones no son necesariamente excluyentes, solo requieren un adecuado balance. La interrogación o interpelación básica, común a todas, es si: ¿tenemos que seguir…? Lo que continúa es la muestra seleccionada, en tres grupos concatenados….
¿Tenemos que seguir…?
1.- …hablando de la sostenibilidad de la deuda o de la deuda con la sostenibilidad?
2.- …pensando en el estado de la política o en políticas de Estado?
3.- …mirándonos el ombligo o partir de un pensamiento global y una acción local?
4.- … «solucionando» sectores y temas o adoptar los sistemas como unidad de análisis?
5.- …exhibiendo políticas electorales o privilegiar la política de los hechos y de la Constitución?
6.- …especulando que nos puede salvar un líder o un economista o diseñar un proyecto de país que concilie lo urgente con lo importante?
7.- …discutiendo de cualquier cosa, pero omitiendo la gran asimetría geodemográfica y sus consecuencias?
8.- …negando la megalópolis y la mega provincia como causas mayores de nuestros males?
9.- …meneando el problema de las pymes sin incorporar —taxativamente— las agrícolas, con alta potencialidad transformadora?
10.- …conversando de la economía como síntoma, o abordar la economía política y la ecológica, que asumen las causas profundas de los hechos?
11.- …ignorando que la sostenibilidad solo es operativa aplicada a sistemas y no a sus componentes aislados (ambiental, económico y social)?
12.- …loando la educación, sin debatir contenidos o hablar de pobreza (síntoma), sin mencionar la desigualdad (causa)?
Cuando dialoguemos y respondamos, con cierto consenso, estas preguntas y otras, estaremos en mejores condiciones de pensar en un país con identidad y futuro, en el marco de una sociedad-mundo. En esa tarea, tenemos que apostar a una mirada de menos negocios y menos «sálvense quien pueda». Nos cabe un enfoque de cooperación, comunidad y humanidad, sin descartar una ética del bien común y de los bienes comunes. Esto último ya no es una opción: es un imperativo que debemos atender más temprano que tarde…
* Por Tomás Loewy Ingeniero Agrónomo (M. Sc.), graduado en la Universidad Nacional del Sur. Ex técnico de INTA Bordenave y actual investigador en Desarrollo rural y Sostenibilidad. tomasdarre@gmail.com. www.proyectodepais.com.ar