“Desde la Universidad de Buenos Aires vemos con mucha preocupación, no solo que no se actualicen conforme las cláusulas previamente firmadas en los convenios los presupuestos actuales, si no que también nos preocupa mucho que no haya certeza sobre nuevas líneas de financiamiento en convocatorias históricas, que hace muchos años son un instrumento muy importante para la ciencia argentina”, dijo a Ámbito Sebastián Civallero, secretario de Ciencia y Tecnología de la UBA.
La actual falta de fondos está abriendo distintos focos de conflicto. En las últimas horas, la Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (Raicyt) publicó un duro comunicado en el que alerta por la fuga de cerebros: “Se ha iniciado un proceso de éxodo masivo de investigadores jóvenes y pérdida de personal de apoyo y administrativo”, dice la misiva que lleva más de mil firmas.
De vuelta, las autoridades actuales de la Agencia insisten en que “todo está sometido a un proceso de auditoría que se va a dar a conocer” y que “cuando esté eso listo, se avanzará con la nueva instrumentación y se comunicará cuando y quienes cobrarán”.
Los proyectos de investigación que impulsa la Agencia se financian en un 80% con créditos de organismos internacionales y solo en un 20% con recursos que provienen de la recaudación impositiva. La parálisis actual puede traer más problemas para el año que viene porque el flujo de los organismos multilaterales se mantiene vivo generando nuevos programas con esas instituciones. Cosa que la actual administración de la Agencia, no está haciendo y dijo que no hará en el corto plazo. (Ambito)