A casi 5 años, decenas de preguntas continúan sin tener respuesta en torno a la desaparición de Mariano González Schwindt.
El suarense fue visto por última vez el 6 de diciembre de 2017, en La Plata, adonde había viajado para rendir un examen en la Facultad de Economía.
A partir de ese momento solo sobrevinieron silencio e interrogantes para su familia que, más allá del sufrimiento diario, mantiene la esperanza de poder encontrarlo.
Mientras tanto, permanece activa la causa Nº 06-00-047747-17, por averiguación de paradero, que lleva adelante la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Nº 5 de la capital provincial, a cargo del fiscal Juan Ignacio Menucci.
“La verdad es que se hicieron muchas cosas, pero no hay ningún dato. La causa sigue abierta y se trabaja”, comentó una fuente ligada a la investigación.
El vocero señaló a La Nueva. que en el último tiempo se llevaron adelante algunas medidas de prueba, y se volvieron a realizar otras que habían sido efectuadas poco después de la desaparición de Mariano, quien en la actualidad tendría 31 años.
“Se solicitó ayuda a la Capital Federal con los registros de los sistemas de reconocimiento facial, se analizaron redes sociales y otros tipos de procedimientos que hasta el momento resultaron infructuosos”, agregó.
Indicó también que se buscó en La Plata, Beriso y Ensenada, pero que tampoco se obtuvo información de importancia.
También se emitieron oficios a otras provincias respecto de la búsqueda.
A mediados de 2018, el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires estableció una recompensa de 250 mil pesos -sigue vigente- para quien pueda aportar información que permita hallarlo, pero hasta ahora no han surgido datos que resulten certeros.
La fuente señaló también que Migraciones le indicó a la Justicia que no se registró la salida del país del suarense, al menos por una vía registrada.
“Se determinó que nadie salió de Argentina con su documento nacional de identidad”.
El celular de él, encontrado en la localidad de Berazategui, tampoco arrojó información saliente, así como las dos computadoras que la Policía se llevó de su casa para analizar.
Viaje sin regreso
Mariano vivía en Coronel Suárez, poco antes de su desaparición había conseguido trabajo en una pizzería y cursaba en La Plata las carreras de Economía y Periodismo.
El 5 de diciembre de 2017, a las 22.30, abordó un micro de la empresa Jetmar con destino a la capital provincial, a la que arribó a las 6 del día siguiente.
Está probado que ingresó en la Facultad de Ciencias Económicas y estuvo en la biblioteca de esa institución, desde donde envió el último mensaje a su padre. Sin embargo, nunca se presentó a rendir el examen. Tampoco retornó a su ciudad.
“Cuando no llegó me agarró la desesperación. Llamé, no contestaba y esa misma tarde ya salí para La Plata”, admitió poco después de la desaparición su padre, Alberto.
A través de algunos testimonios y cámaras se pudieron reconstruir los últimos movimientos, aunque luego no surgieron indicios para establecer su paradero.
Desconcierto
“No sé qué pudo haber pasado y no sé qué pensar. No hay un rastro de nada. Hay una recompensa para la gente que aporte datos”, comentó el padre.
“No sabemos qué paso, y eso es algo que nos duele. Es un pibe sano. No consumía nada, ni tomaba alcohol. Tenía una relación perfecta con toda la familia”, siguió diciendo.
González, quien se dedica a tareas de carpintería en Coronel Suárez, sostuvo por entonces que su actividad “me mantiene la cabeza ocupada. Todos los días lo espero. Cuando me levanto me pregunto si aparecerá”. (La Nueva)