El clima ya está jugando un papel central en el devenir de la campaña gruesa de granos, cuyos principales cultivos son la soja y el maíz. A la fecha, se registra un retraso récord en la implantación de la oleaginosa por falta de humedad en los suelos, mientras que es masivo el corrimiento de la siembra del cereal con la intención de hacer coincidir el período de definición de rendimientos con las supuestas lluvias que podrían llegar en febrero.
Es por eso que la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) planteó tres escenarios (optimista, realista y pesimista) en los cuales se estimó un producción probable en cuanto a las proyección de rendimientos y producción de ambos cultivos y el consecuente ingreso de dólares que podría ingresar por ellos, siempre y en cuanto se den dichas proyecciones y los precios internacionales de los granos se mantengan en los niveles actuales. No obstante, lo que vale aclarar es que en todas las estimaciones de la entidad bursátil el ingreso de divisas será menor a lo registrado en 2022.
En el escenario optimista, se estima un rendimiento de la soja de 28,2 quintales por hectárea, una productividad en torno al promedio de los últimos cinco años. Teniendo en cuenta una superficie sembrada de 17,1 millones de hectáreas, la BCR proyectó una producción de 46,7 millones de toneladas, 4,5 millones de toneladas por encima de lo registrado la campaña anterior.
Por el lado del maíz, se fijó un rendimiento de 75,8 quintales por hectárea, solo un par de puntos por debajo del promedio de los últimos cinco años, pero sobre un superficie de 7,9 millones de hectáreas, lo que significa una caída respecto a la campaña pasada de 750.000 hectáreas. Así la producción se ubicaría en torno a las 51,2 millones de toneladas, 100.000 toneladas por encima de lo producido el año pasado, dejando disponibles 36 millones de toneladas para ser exportadas.
En base a estos dos escenarios en ambos cultivos, el ingreso de dólares vía liquidación de la exportación alcanzaría los USD 36.119 millones, una caída del 20,9% (USD 9.560 millones) respecto a lo percibido en 2022.
Por su parte, el escenario “realista” ya habla de una marcada caída en la producción respecto al “optimista” y al promedio de los últimos cinco años. En soja se plantea un rinde de 25 quintales por hectárea, cuatro puntos por debajo del promedio, con una cosecha proyectada en 40,8 millones de toneladas, 1,4 millones menos que en la campaña pasada y 8 millones menos que en el promedio del último lustro.
En maíz, el rinde se ubicaría en 70 quintales por hectárea, casi en la misma línea que en la campaña 2012/13, con una producción de 47,3 millones de toneladas, lo que implica una caída de 3 millones de toneladas respecto al ciclo 2021/22. Este escenario permitiría el ingreso de USD 33.103 millones durante el año que viene, lo que supone una merma respecto a 2022 del 27,5% o USD 12.586 millones menos.
Escenario “pesimista”
Ahora bien, también la entidad bursátil dio lugar a que ocurra un escenario pesimista, donde las condiciones climáticas jueguen una decidida mala pasada y se produzca una caída pronunciada de la producción. De esta manera, se planteó un rendimiento promedio en soja de 20 quintales por hectárea (qq/ha), 9 puntos por debajo de lo registrado en los últimos cinco años, que daría lugar a una cosecha de 32,1 millones de toneladas, 10 millones de toneladas menos que en la campaña anterior.
En maíz el panorama podría ser igual de preocupante, con un rinde que se desplomaría hasta los 62 qq/ha, 16 puntos por debajo del promedio del último lustro, con una producción de 41,9 millones de toneladas, 10,8 millones menos que en el ciclo 2021/22, dejando liberadas a la exportación solo 27,5 millones de toneladas.
Así, de concretarse ambos panoramas, el ingreso de dólares desciende hasta los USD 29.847 millones, un desplome del 34,6% o USD 15.842 millones. (Infobae)