“Hay que tener mucho cuidado con la respuesta. Es muy poco probable que se repita con tanta intensidad y con la misma distribución. Pero ese poco probable, no es un no rotundo”.
Con esa frase, el azuleño Lucas Berengua, uno de los más reconocidos meteorólogos de la Argentina y vocero del Servicio Meteorólogico Nacional, opinó sobre la posibilidad que se repita un temporal en Bahía Blanca como el sucedido el fin de semana pasado, y que dejó un saldo de 13 muertes.
“Hay que llevarle tranquilidad a la gente y no sembrar más miedo. Circula mucha información falsa por redes sociales, pero la realidad es que, estadísticamente hablando, es muy poco probable que haya otra tormenta así en el corto plazo en el mismo lugar y con la misma intensidad”, amplió.
Voz reconocida en varios de los principales medios de Capital Federal, Berengua señaló que en esta época del año se combinan condiciones ambientales para que se desaten estos desastres climáticos, a lo que consideró habituales en la región pampeana, pero no en los cascos urbanos sino más bien en la zona rural.
“Aunque no con semejante intensidad, este tipo de tormentas, denominadas tormentas severas, se conforman habitualmente y son normales en nuestras zonas de la geografía de la Argentina. Digamos desde el Río Colorado hacia el norte” dijo.
Según explicó, para formarse necesitan un conjunto de situaciones meteorológicas.
“Vamos a llamarles ingredientes, que son calor, humedad, inestabilidad y lo que se llama cortante de vientos, una disposición del viento con una altura que hace que la tormenta pueda tener una característica muy fuerte para producir granizos de gran tamaño, mucha agua en poco tiempo y violentas ráfagas de viento y en algunos casos tornados. Esto no siempre se conjugan todos en la atmósfera para lograr organizarlas”, explicó.
Una vez que este tipo de tormentas se forman, afecta zonas muy delimitadas y en un corto período.
“Normalmente, por nuestra geografía, suelen no afectar a los cascos urbanos. Por eso no estamos tan habituados a verlas en los medios de comunicación y que pasen tan asiduamente. La gante de campo saben que esto se da y ven que en su campo una mitad fue arrasada por el granizo o las ráfagas de viento y la otra mitad no”, añadió Berengua.
Cuando pasan por un caso urbano toman otra trascendencia por la misma densidad poblacional y las infraestructuras asociadas al quehacer humano.
“Es normal que estos fenómenos sucedan, son totalmente aleatorios el pico máximo donde afecta una tormenta severa. Cuando la masa de aire más elevado es, más cantidad de tormentas severas se forman para un mismo evento, entonces más zonas son afectadas para una misma fecha”, precisó.
Berengua descalificó la definición de “cola de tornado” para lo que sucedió en Bahía Blanca, como trascendió en las primeras horas posteriores al primer episodio de este tipo.
“Esa denominación no existe. Los fenómenos meteorológicos propios de una tormenta severa son las violentas ráfagas de viento destructivas; frentes de ráfagas, reventones fríos o turbonadas que están asociadas a un incremento fuerte del viento por acción del desplome del aire frío desde la nube antes de llover y eso provoca un frente de ráfaga que cuando uno evalúa los daños se da cuenta de que todo se cayó para el mismo lado”.
“A diferencia de esto está el tornado, que es el pico máximo de una tormenta severa y que tiene un tipo de daño diferente. No sólo rompe y vuelva, sino que dispersa porque son vientos que rotan. La correcta definición de este fenómeno es tormenta severa con violentas ráfagas de viento, porque en Bahía el viento siempre sopló en la misma dirección a más de 150 kilómetros por hora”, recalcó el meteorólogo azuleño de prestigio internacional.
La situación geográfica de Bahía Blanca, descripta en muchas ocasiones como una ciudad ubicada en un pozo, no tiene sustento científico, según Berengua.
“Lo de estar en un pozo no es cierto. Es un mito. Las tormentas se conforman y descargan o a veces pasan de largo y por eso muchas veces ni la gente ni las autoridades le dan la debida importancia a las alertas”, observó.
“Tenemos que acostumbrarnos a prevenir. O sea, estar preparados por si el evento ocurre. La mayoría de las veces, la tormenta no se desata, pero no por eso tenemos que desatender las alertas. Es una cuestión de educación”.
–¿Puede repetirse?
–Como son fenómenos extremos suelen tener una baja tasa de recurrencia, lo que no significa que no sucedan. Si vamos a las estadísticas, ocurre una vez en un mismo lugar en una escala temporal muy grande. Pero sí todos los años hay tormentas de este tipo en Argentina, aunque en diferentes lugares.
“Como excepción, podemos citar a Olavarría, que tuvo dos tormentas severas en un lapso de 48 horas. Pero eso no suele suceder. De hecho, en Bahía hay que remontarse a muchísimos años atrás para encontrar una tormenta tan destructiva, pero posiblemente en algún lugar cercano haya ocurrido alguna más acá en el tiempo”.
–¿Con cuanto tiempo de anticipación se puede pronosticar una tormenta severa?
–Con 24 horas de anticipación ya podemos saber que se está formando una tormenta severa, entre las que aparecen la turbonada o el tornado. De hecho, nosotros emitimos un alerta naranja 24 horas antes para Bahía y alrededores. Luego empezamos con los avisos de corto plazo, a dos horas, porque puede pasar que esa tormenta severa pierda potencia, se disipe, se vaya para otro lado o bien crezca en proporciones.
“En este caso puntual, dos horas antes se sabía que una tormenta severa iba en dirección a Bahía; podía impactar en el partido de Bahía o cerca. Pero no se puede determinar fehacientemente dónde y cuándo”.
En la misma línea
“El cambio climático tiende a aumentar la frecuencia e intensidad de estos fenómenos. Por otro lado, el fenómeno de El Niño (NdeR: fenómeno natural caracterizado por la fluctuación de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial, asociada a cambios en la atmósfera, según el SMN), más natural, ha estado presente en los últimos meses, influyendo en un aumento de precipitaciones en el centro y norte de Argentina desde la primavera hasta ahora. Tras una sequía histórica de más de tres años, el ciclo cambió bajo la influencia de El Niño, lo que se refleja en una mayor ocurrencia de tormentas, muchas de ellas severas como la que vivió Bahía”, dijo Christian Garavaglia, meteorólogo y licenciado en Ciencias de la Atmósfera en la Universidad de Buenos Aires.
El meteorólogo e investigador Mauricio Saldívar coincidió en que es posible que se repitan este tipo de situaciones, pero no en el mismo lugar.
“La ciencia es clara en esto: en un contexto de cambio climático, los eventos extremos aumentan en frecuencia, intensidad, extensión territorial y duración. Debemos estar preparados para ello, con más y mejores alertas tempranas multirriesgo, mayor preparación de los municipios y de la población, y crear conciencia de autoprotección”.
Más de lo pensado
Si bien los tornados pueden producirse a lo largo de casi todo el año, se observa una marcada variación estacional que difiere del país y lugar, siendo su máxima ocurrencia durante primavera y verano en las latitudes medias.
No existe una temporada de tornados definida como la sí la hay con los huracanes.
Los tornados pueden originarse a cualquier hora del día, con mayor frecuencia durante la tarde entre las 14 y las 20, aunque esta situación se relaciona con el máximo calentamiento diurno de la superficie terrestre, ya que las altas temperaturas contribuyen a la inestabilidad atmosférica y a la formación de tormentas, que generalmente conducen a la generación de tornados.
Desde el Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo (SINAGIR) se explicó que un tornado «es uno de los fenómenos más severos y destructivos que se producen sobre la superficie de la tierra».
«Es una combinación de la fuerza del viento rotatorio que en ocasiones puede alcanzar los 500 km/h y la diferencia de presión que se generan en áreas muy localizadas. En la Argentina hay una mayor frecuencia entre octubre y marzo, comprendiendo la región formada por las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Chaco y el este de las provincias de Córdoba, La Pampa y Santiago del Estero», agregó.
Para que se forme un tornado, se tienen que dar ciertas condiciones metereológicas. Primero, una corriente de aire frío y seco comienza a descender, mientras que otra de aire cálido empieza a elevarse.
Luego, la capa de aire frío hace de “tapa” y el calor y la humedad se acumulan bajo ella. A continuación, aumenta la presión de la nube, lo que promueve una tormenta.
Si la diferencia de temperaturas es grande, la “tapa” se descompone. Finalmente, toda la energía y la humedad contenidos bajo ella estallan hacia el cielo en forma de tormentas masivas, generando un remolino que gira.
Si bien Argentina no es un país al que se lo asocia con catástrofes climáticas, estas consecuencias del temporal tan violentas son más comunes de lo que parecen.
El corredor de los tornados se encuentra en la Pampa húmeda, la cual abarca la mayor parte de la provincia de Buenos Aires, el este de La Pampa, Chaco, Formosa, el este de Córdoba y la Mesopotamia, e incluso a veces alcanza a la Ciudad de Buenos Aires.
Es el segundo más importante del mundo, después del de los Estados Unidos. La característica principal es que las masas de aire tropical del noreste chocan con las de aire frío de la Patagonia o aquellas que vienen de la Cordillera.
Sus apariciones son, a su vez, mucho más comunes en primavera y, sobre todo, verano, mientras que en invierno no suelen darse.
¿Tornado, turbonada, tormenta destructiva o todo a la vez?
“Lo que tuvimos fue una tormenta severa con ráfagas destructivas», explicó Cindy Fernández, meteoróloga del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), en coincidencia con lo descripto por su compañero Lucas Berengua.
Asimismo aclaró que «en Argentina estas tormentas no son raras, sino que ocurren constantemente», pero «habitualmente, son más pequeñas en dimensiones y afectan áreas un poco más sectorizadas», explicó la especialista.
Por su parte, el meteorólogo bahiense Daniel Dodero dijo que es probable que se hayan generado pequeños tornados en distintos sectores de Bahía Blanca durante el sábado.
«Lo que ocurrió se podría caracterizar -por la longitud del frente de viento- como una línea de turbonada, aunque no se descarta que se hayan dado pequeños tornados en algunos sectores», señaló.
El titular de Satelmet explicó que si bien en las horas previas existía una «marcada condición de inestabilidad y fuertes vientos, no se veía esta intensidad. Si bien las condiciones de inestabilidad estaban dadas, el fenómeno se desarrolló llegando a Bahía y se extendió con mayor fuerza sobre la ría», señaló.
Dodero aclaró que en estos casos se pueden dar dos tipos de manifestaciones: cuando se ven que los árboles quedan aplastados hacia algún lado, se trata de una línea de turbonada; mientras que cuando las estructuras quedan en forma circular, como si los hubiera cortado una cortadora de césped, se trata de tornados.
Por su parte, el meteorólogo e investigador Mauricio Saldívar opinó que en Bahía se registró una línea de turbonada (squall line).
“Fue una línea de núcleos de tormenta activos dispuestos en línea recta, a veces en forma de arco, que avanzó desde el sudoeste bonaerense en dirección nordeste, barriendo prácticamente todo el centro del país y especialmente la provincia de Buenos Aires. Esta línea de tormentas o turbonada generó, dentro de las tormentas, violentos movimientos de aire descendente, conocidos como reventón o downburst que generan vientos destructivos al bajar ‘de la nube de tormentas a tierra’. Ahí se genera un viento horizontal llamado ‘derecho’, que usualmente está provocado por una serie de reventones sucesivos y persistentes, con vientos que suelen tener intensidades superiores a los 100 kilómetros por hora”
Y añadió: “Los derechos se caracterizan por provocar vientos extremadamente fuertes y persistentes en línea recta y por lo general son vientos destructivos, que pueden tener una gran duración y extensión”.
(La Nueva)