Para Daniela hay días mejores y peores. Le cuesta abrirse y hablar del tema. Sufre y llora mucho y por momentos, el miedo la invade y solo desea una cosa: volver a abrazar a su novio Román y no volver a separarse. Quiere creer que todo fue un mal sueño, pero la realidad le dice otra cosa.
Todo hacía pensar que el 2023 sería un año distinto. Román y Daniela tuvieron la oportunidad de viajar a Argentina a principios de año, después en abril pasaron por Italia, por la costa Amalfitana y en septiembre fue el turno de Estados Unidos: Nueva York y Orlando.
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«La verdad fue un viaje mágico y muy soñado, muy esperado por nosotros y volvimos justo una semana antes de que se desatara la guerra. El 7 de octubre cuando todo arrancó nosotros estábamos en Ramat Gan, en nuestro departamento, durmiendo y a las 6 y media de la mañana comenzaron a sonar las sirenas. Nos asustamos mucho, bajamos las escaleras porque en mi casa no tengo refugio y volvimos a subir, y a los pocos minutos volvía a sonar y cuando bajamos empezamos a ver videos de que terroristas habían entrado a territorio israelí y el panorama no era nada bueno. Román prendió las noticias y empezamos a ver todo lo que estaba pasando y las imágenes terroríficas que hasta el día de hoy no me las puedo sacar de la cabeza. Ese día, Román por más que ya estaba liberado del Ejército desde diciembre de 2022, por su rol de Reservista, se tuvo que presentar. Entre lágrimas le pedí que no fuera, pero me dijo que nunca se perdonaría si algo le pasara a sus amigos y él no estaba ahí para evitarlo».
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Desde ese terrible momento de la despedida, pasaron tres semanas hasta que un día los celulares se apagaron. Era la entrada del Ejército Israelí por tierra a Gaza y durante 18 días nada de supo de Román y sus amigos.
«Luego de tanta incertidumbre, desde el Ejército nos dijeron que teníamos la posibilidad de mandarles cartas escritas a mano a los chicos y a la semana recibimos respuestas de ellos de que estaban bien y un poco contándonos lo que estaban viviendo. Salieron por 48 horas y empezaron a rotar todos para salir, pero el alto al fuego culminó y luego de eso no pudieron salir por un tiempo largo y fue muy difícil, la incertidumbre, el no saber, te come la cabeza».
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Luego de 21 días en Gaza, sin celulares ni posibilidad de contacto externo, Román y su compañía fueron desafectados para pasar unos días en familia.
«Los chicos ya estaban muy cansados y entendieron que los tenían que dejar salir por unos días. Pero no sabíamos cuándo y cada vez que salen -que fueron pocas- es de un momento a otro y a los familiares sólo nos avisan cuando ya están afuera, porque ahí adentro no tienen teléfonos, sólo su comandante tiene un intercomunicador con línea directa a la cúpula más alta del ejército, Inteligencia y demás. Y el sábado salió de sorpresa. Vino la hermana de Román a tocarme la puerta de casa para llevarme con sus papás a buscarlo a la Base de Rehovot, una ciudad hacia el sur de Israel».
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Según cuenta a la distancia, nada le hacía pensar que este reencuentro sería distinto a los demás.
«Hubo muchos cómplices detrás de este pedido de matrimonio que la verdad, fue muy emocionante. Ese día llegamos y esperamos un rato afuera porque, según ellos, había cuestiones de logística que terminar. Cuando salió me abrazó muy fuerte, en el video se ve la emoción de ambos, y yo sólo quería sentirlo, ver que estaba bien y llevarlo con nosotros. Y cuando terminamos de saludarnos me dijo ‘vení conmigo’ y de repente empezamos a caminar y veo toda la preparación y unos amigos y todo su grupo del ejército con sus padres, que se volvieron parte de nuestra familia porque yo al estar sola, se convirtieron en mi apoyo del día a día, siempre pendientes de mí y de todo lo que yo necesitara porque sabían lo difícil que se me estaba haciendo estar sola».
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Para Dani, este momento fue un poco de luz entre tanta oscuridad, «algo de esperanza entre tanto odio».
«Fue muy emotivo, casi de película, no podía creerlo porque no me lo esperaba. Su mamá estaba muy emocionada también, ellos tampoco sabían. Fue hermoso y soñado, muy emocionante. Cuando estemos juntos y todo esto haya acabado empezaremos con los preparativos del casamiento, ahora solo pudimos disfrutarnos unos días y ya volvió a Gaza. Seguimos esperando que termine esta guerra del terror pronto y que todos los rehenes salgan con vida porque se está viviendo una realidad muy difícil y terrible, que da mucho miedo y hay que estar muy fuerte para aguantar todo esto. No estoy viendo noticias, pero tampoco creo mucho ya en nadie, políticos, ejército, nadie. Las consecuencias de sus desmanejos han causado ya muchas muertes», cerró.
(La Nueva)