Distribuidoras, secretarías y ministerios enteros no salen de su asombro todavía por el durísimo aumento que dispuso la Secretaría de Energía sobre el gas residencial. Hasta el viernes, todavía estaban decodificando los cuadros tarifarios.
Pasando en limpio: los usuarios sin subsidios tendrán una suba promedio del 451% y los que tienen subsidio, del 657%.
Motosierra lisa y llana, aunque hay que admitir que, si bien las variaciones porcentuales son escandalosas, se hace desde valores nominales bajísimos. Además, la manera en la que se dispuso el aumento tiene algunas particularidades respecto de la lógica que aplicaron gobiernos anteriores, en especial el de Mauricio Macri, que fue el que intentó aligerar la cuenta de subsidios fiscales sobre la energía. Veamos.
Antes que nada: todo el esquema es complicadísimo y, además, sujeto a variaciones mes por mes. En Córdoba hoy hay ocho categorías de usuarios según su consumo anual de gas y, a su vez, hay tres niveles de usuarios según el monto de subsidio que reciba cada uno. Ergo, hay 24 precios diferentes en el caso de los residenciales.
Estos valores rigen para abril. “Todos los meses habrá actualización automática por inflación, con un índice compuesto 50% de salarios, 35% Ipim (inflación mayorista) y el resto, el índice de la construcción”, explica Alejandro Einstoss, consultor en energía y servicios públicos e integrante del Instituto Argentino General Mosconi.
Sube fuerte el cargo fijo
Toda la remuneración a las distribuidoras, Ecogas para el caso de Córdoba, se pasó a un cargo fijo mensual. Así, todos los usuarios, con independencia de su consumo, pagarán una especie de abono, más allá de que se encienda o no la hornalla.
Como la TV por cable o Netflix: se paga sí o sí. Ese cargo fijo aumentó en promedio 1.018% y aumentó para todo el universo de usuarios, tengan o no subsidio.
Por caso, un R1 (el 29% de los usuarios cordobeses está ahí, con consumos que al año no superan los 500 m3) pagaba por mes $ 200 y ahora pagará $ 2.400.
La categoría R2-3 es la clase media por excelencia, con el 12% de los usuarios cordobeses y un consumo promedio de 901 m3 al año. Pagaba por mes de cargo fijo $647 y ahora pasa a $ 7.766.
Un R3-4, que consume por encima de 1.800 m3 al año (9% de los cordobeses está acá). pasa de un cargo fijo de $ 1.833 a uno de $ 21.993.
El argumento de las distribuidoras, atendido por el Gobierno, es que los costos de personal son fijos todo el año y el mantenimiento de la red tiene un ritmo de inversión inverso a la estacionalidad, cuando los ingresos menguan. Si parte de la retribución se incluye en el precio del m3 de gas, es una variable adicional que se agrega al alto consumo del invierno. El último aumento que se les concedió fue en marzo de 2023.
“Se ha modificado la estructura del valor agregado de distribución. Creo que hay un error ahí”, considera Einstoss, quien siempre ha sido proclive a “aplanar” las tarifas en todo el año, prorrateando el impacto del invierno en el resto de los meses.
“Creo que el error es producto del apuro de una revisión transitoria, no estamos ante un revisión tarifaria completa sino transitoria porque estamos en emergencia, el Gobierno tiene la posibilidad después de rever esta estructura”, agrega.
Sube el gas en dólares y además subió el dólar. Además del cargo fijo, se triplica el valor de lo que se pagaba, en dólares, por m3 de gas en el punto de ingreso al sistema de transporte.
Los usuarios categorizados dentro del nivel 1, que venían pagando a razón de un dólar por millón de BTU, ahora pasarán a pagar entre U$S 2,70 y U$S 2,96.
Pero en mayo vuelve a aumentar: habrá un “precio de invierno” del gas hasta el 30 de septiembre, fijado en U$S 4,50, según está definido en el anexo II de la resolución 41 de la cartera que dirige Eduardo Rodríguez Chirillo. A partir de octubre, pasado el frío, los N1 volverán a abonar cerca de U$S 3, lo mismo que se pagaahora.
Costos reales
Eso es toda una señal de Energía, que busca trasladarles a los hogares de alto poder adquisitivo la señal real de costos del gas natural, dado que en el invierno hay que para cubrir la mayor demanda residencial y hay que importar gas natural licuado a razón de U$S 10 el millón de BTU, más del doble de lo que terminará pagando el usuario N1.
En cambio, para los usuarios N2 y N3, la resolución fijó un precio del gas mucho más bajo, aunque también contempla aumentos en abril.
No especifica la resolución si en el invierno estos hogares mantendrán el mismo precio de abril o tendrán un nuevo aumento, como los N1, aunque trascendidos del Enargas a funcionarios del área indican que sí.
Los hogares de sectores populares (N2), que explican un 36% del total de los hogares de todo el país, venían pagando U$S 0,20 por millón de BTU y pasan a pagar en abril U$S 0,78.
En tanto, a los usuarios N3, que explican un 24% del total de los usuarios y que venían pagando U$S 0,40 por millones de BTU, se les aumenta a U$S 1,16 por el bloque base de su consumo en abril. Por el excedente deberán pagar U$S 2,96, lo mismo que los N1. Queda abierto a ver qué pasará en mayo.
Consumo estacional
A este aumento de precio que regirá en los cinco meses de invierno (más abril) hay que agregarle el dato obvio: con frío, el consumo de los hogares se triplica. De hecho, el 70% del consumo residencial se produce en esos cinco meses y el 30% restante, en los siete meses restantes.
Ejemplos: en los usuarios sin subsidio, al cargo fijo de cada categoría hay que sumarle los m3 consumidos en el mes, a razón de $ 141,81 en abril y $ 191,60 entre mayo y septiembre. Ese valor está conformado por el precio del gas Pist y el costo de transporte, entre otras variables técnicas. A todo eso, luego, hay que agregarle los impuestos. Así, un R1 sin subsidio (que consume menos de 500 m3 al año) venía pagando $ 976 al mes en el verano y $ 3.189 en el invierno y ahora pasará a abonar $ 4.327 en el verano y $ 14.136 en el invierno, más impuestos en todos los casos. La suba es del 343%: significativa en términos porcentuales, aunque baja en el número final.
El R2-3 N1, la categoría de referencia para la clase media, con consumos de 801 a 1.000 m3 al año, venía pagando en el verano $ 2.204 y en el invierno, $ 6.611. Ahora, con el nuevo cuadro tarifario, pasará a abonar $ 10.822 en el verano y $ 35.352 en el invierno, siempre más impuestos. La suba en este segmento es del 435%.
El promedio de toda la categoría N1, sin subsidio, es del 421%, con tarifas promedio que el en verano pasarán de $ 2.168 a $ 11.300 y en el invierno, de $ 7.083 pagados en 2023 a $ 36.192 al mes, más impuestos.
Los hogares N2 y N3 tienen una suba atenuada en el precio del m3 del gas pero no del cargo fijo y, además, esa suba está prevista para abril pero no para el invierno, es decir, de mayo a septiembre. Si los precios en mayo no subieran, un usuario R1 N2 que en el verano pagó $ 482 al mes pasará a pagar el verano que viene $ 1.881 y en el invierno pasado, que pagaba $ 1.574, pasaría a pagar $ 6.145 si no sube el gas desde mayo y $ 8.696 si se le aplicara el mismo porcentaje de aumento (56% sobre el gas en boca de pozo) que se le aplicó al N1. En el N3, las proyecciones serían similares.
La suba, en el escenario uno, sería del 290% y en el escenario dos, del 452%, aunque partiendo de niveles bajísimos. Un R2-3 N2 abonaba $ 968 en el verano y $ 3.163 en el invierno y ahora pagará $ 7.145 en el verano y pasaría a pagar $ 23.341 si le aumentan el gas en el invierno y $ 15.639 si siguen los mismos precios que en abril, siempre más impuestos. En este segmento, la suba sería del 394% si no sube en el invierno y del 638% asumiendo que sube desde mayo.
¿Aguantará la gente?, es la pregunta del millón. “El Excel resiste cualquier cosa, la prueba ácida será cuando estas facturan lleguen a las casas, las pymes y los comercios; que sean pagables”, dice Einstoss. Y remarca que estos cuadros tienen que estar cumplimentados con la publicación de la tarifa social y la combinación de las canastas energéticas básicas para diferentes zonas del país.
(La Voz del Interior)