Los especialistas sabían que se había utilizado una vía de agua cercana para la construcción de los gigantescos complejos, distantes varios kilómetros del curso principal del Nilo.
«Pero nadie estaba seguro de la ubicación, la forma y el tamaño de esta ‘mega’ vía de agua», dijo a AFP Eman Ghoneim, de la universidad de Carolina del Norte en Wilmington (Estados Unidos), principal autora del estudio.
Para cartografiar la zona su equipo de investigadores utilizó imágenes satelitales de radar.
«A diferencia de las fotos aéreas o los sensores ópticos de satélite que proporcionan imágenes de la superficie del suelo, los sensores de radar tienen esta capacidad única de atravesar la capa de arena y revelar estructuras antiguas o ríos enterrados», explica la especialista en geomorfología.
Los análisis sobre el terreno, incluidas las muestras profundas del suelo, confirmaron los datos satelitales y revelaron el río oculto.
Fluía unos 65 km, con una anchura comprendida entre 200 y 700 metros, equivalente al curso actual del Nilo.
El nivel del Nilo en aquel entonces era mucho más alto que hoy, y poseía múltiples ramificaciones que atravesaban la llanura inundable, cuya traza es difícil de encontrar ya que el paisaje fue transformado por la construcción de la presa de Asuán en los años 60.
Las pirámides se encontraban a solo 1 km en promedio de las orillas del brazo Ahramat, la mayoría construidas con vistas a la llanura inundable. Las de Giza estaban incluso situadas sobre una meseta.
«Nuestras investigaciones revelaron que muchas de estas pirámides tenían una pasarela elevada que conducía a templos más abajo en el valle, que servían de puertos fluviales», precisa Ghoneim.
En su opinión esto demuestra que la rama Ahramat desempeñó un papel de «autopista» para transportar las enormes cantidades de materiales y trabajadores necesarios para la construcción de las pirámides.
«Estos materiales, en su mayoría procedentes de regiones más al sur, eran pesados y de gran tamaño, por lo tanto era fácil hacerlos flotar en un río que transportarlos por tierra», señala Suzanne Onstine del departamento de Historia de la universidad de Memphis (Estados Unidos), una de las autoras de la investigación.
Según la historiadora los templos de las orillas del Ahramat habrían servido de muelles destinados a recibir el séquito funerario para el entierro del faraón.
«Allí se realizaban los ritos antes de que el cuerpo fuera transportado a su sepultura definitiva dentro de la pirámide», indica.
El estudio detallado de los diferentes tramos del río «nos muestra cómo cada pirámide fue construida en función del contacto con la vía de agua», añade Onstine.
Según ella, permitirá comprender mejor «por qué los reyes del período, de la 4ª a la 12ª dinastía, eligieron construir en tal o cual lugar».
«Este descubrimiento recuerda hasta qué punto las opciones en materia de construcción, de hábitat y de agricultura, fueron fuertemente influenciadas por los cambios naturales», concluye.