- Crisis de hiperinflación (1989): la pobreza llegó al 46,3%. Con la llegada del menemismo, la inflación encontró un piso del 23% tras la estabilización mediante la Convertibilidad.
- Crisis de la convertibilidad (2002): luego del estallido político-social del 2001 y con la profundización de preocupante situación económica la pobreza se disparó al 74,6% y la indigencia alcanzó al 31,4% de la población. Con la estabilización del kirchnerismo el indicador encontró un piso entorno al 25%. Sin embargo, durante la última etapa del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner la pobreza volvió a crecer, pero en 2017, ya en el gobierno de Mauricio Macri, volvió a estar en torno al 25,7%.
- Crisis financiera/de deuda (2018): tras la baja de la pobreza en 2017 que se logró gracias a la baja de la inflación, volvió a elevarse la cantidad de personas en situación de pobreza y, en 2019, llegó al 35,5%.
- Crisis de la pandemia del coronavirus (2020): lejos de mejorar esa situación, producto de la impetuosa pandemia de coronavirus, ya en el gobierno de Alberto Fernández, la pobreza alcanzó al 42% de la población y la indigencia al 10,5%, debido al parate de la actividad. Sin embargo, con la reactivación, algo descendió ese dato hasta el 37,3% en 2021, pero pronto volvió a crecer. Fernández dejó un país con un 148,2% de inflación, una pobreza del 41,7% y una indigencia del 11,9%.
Pobreza en la era Milei
La pobreza en Argentina subió en 2024 y se ubicó en el 55,5% en el primer trimestre del año, según estimaron datos del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA). Al extrapolarlo, esto implica que alcanzó a unas 25 millones de personas, de las cuales el 17,5% (8 millones) se encuentra bajo el umbral de indigencia, según precisó el economista y director del Observatorio, Agustín Salvia.
Pobreza en los niños
A esto se suma el dato desgarrador del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) de que unos 10 millones de chicas y chicos en Argentina comen menos carne y lácteos en comparación con el año pasado por falta de dinero. Además, añade que los ingresos de casi la mitad de los hogares en los que viven niñas y niños no alcanzan para cubrir gastos básicos de alimentación, salud y educación.
Además, desde UNICEF, advirtieron sobre los recortes en gastos dirigidos a niñez y adolescencia, que muestran una caída del 25% en términos reales. Esto se da en un contexto en el que el Gobierno retuvo más de 5.000 toneladas de alimentos en dos galpones del Ministerio de Capital Humano, que, tras un revés judicial que motivó la denuncia del dirigente Juan Grabois, informó que entregará los productos a escuelas vulnerables con la ayuda de CONIN, el Ejército y el Ministerio de Defensa. Ahora, esa batalla inició un nuevo capítulo con la denuncia de venta de leche en polvo en plataformas de «e-commerce» de la que estaba destinada a ese fin. Asimismo, aún no hay novedades sobre la distribución de esos alimentos por parte del oficialismo.
¿Quién pagó el ajuste?
El pasado 10 de diciembre, con la llegada de Javier Milei al sillón de Rivadavia, todos los índices de la economía quedaron supeditados al equilibrio fiscal. Tal es así, que en los primeros cinco meses de gobierno acumula un superávit primario superior al 1% del PIB y uno financiero de 0,4% del PIB, según el Ministerio de Economía. Sin embargo, este saldo positivo se dio a costa de una fuerte licuación de jubilaciones y pensiones, recorte de subsidios y una mayor recaudación del impuesto PAIS.
En ese sentido, el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió al Gobierno sobre los recortes en partidas sociales. Es que, en los hechos, las jubilaciones, que venían en un piso muy bajo, y con la devaluación del 54% se hundieron, aunque con la modificación de la ley de movilidad previsional por decreto que realizó Milei, los haberes de los adultos mayores comenzaron a recuperarse en mayo. Sin embargo, en el empalme perdieron 8 puntos, que son los que pretende devolverle el Congreso con la modificación de la norma.
Pobreza e indigencia: perspectivas para 2024
En medio de un escenario recesivo, la baja de la pobreza para fines de 2024 dependerá de que la inflación continúe en un sendero de desaceleración, de que comiencen a llegar inversiones y se reactive la economía, según precisó Salvia. «Pero no sabemos cuánto más durará esta recesión. Si la inflación no baja por los ajustes de tarifas y no se genera inversión, la pobreza seguirá cercana al 50% y la indigencia en el 15%», añadió.
«Para que baje la pobreza, debería ceder la inflación y generarse nuevos puestos de trabajo con salarios que crezcan por encima del IPC, al igual que los programas sociales. Así, para fin de año, la proyección de la pobreza estaría en un piso cercano al 38%/40% y la indigencia del 12%, siempre y cuando se genere un contexto de baja de inflación y reactivación económica», evaluó Salvia.
(Ambito)