Los efectos de las heladas tardías y de las tormentas de granizo, durante la primavera y verano pasados, generaron importantes pérdidas en todo el sistema frutícola de la región del Valle de Río Negro y Neuquén.
Con las estadísticas del cierre del primer cuatrimestre, se estima que la cosecha efectiva de peras y manzanas en 2022 se ubicaría en poco más de 860.000 toneladas, reflejando una caída del orden del 8% interanual. En términos absolutos, se proyectan unas 71.000 toneladas de fruta menos respecto del año pasado. Pero ya en 2021 la fruticultura venía arrastrando fuertes pérdidas de volumen, por lo que al tomar como referencia una cosecha relativamente completa, como fue la de la temporada 2020, las mermas se ubicarían por encima de las 220.000 toneladas.
El dato no es menor ya que representa una pérdida relativa del orden del 26% entre ambos períodos (2022/2020). Esta caída en el volumen define otro número de importancia: los valores que dejan de ingresar a la región. Tomando como referencia la matriz comercial histórica que presentan las pomáceas (computando lo que se orienta a la exportación, mercado interno e industria), estamos hablando de unos 25.000 millones de pesos que no llegarán al mercado local. Este faltante de dinero, sin dudas va a impactar en la economía del Valle por la magnitud del monto del que estamos hablando.
Sobre este trabajo estadístico no hay que dejar de señalar que lo que se está analizando es una foto que muestra la actividad frutícola es estos primeros cuatro meses del año en relación períodos similares de temporadas anteriores. Estos valores pueden ir evolucionando en la medida que avance el año comercial del sector.
De las estadísticas oficiales se desprende que la manzana fue la que mayor territorio cedió, siempre hablando de volumen. Tomando como referencia una cosecha completa, como fue la del 2020, las mermas de este año superan las 175.000 toneladas. Respecto de la temporada anterior esa cifra se ajusta a poco más de 53.000 toneladas.
Desglosando la estadística, se observa que el 55% del total de estas mermas fue absorbida por la industria de concentrados, con pérdidas del orden de las 96.000 toneladas al cierre del primer cuatrimestre. Le sigue el mercado interno, con menores ventas hacia ese destino por poco más de 36.000 toneladas. La caída de los stocks representó un 16% del total de las pérdidas mencionadas y, por último, está la exportación sobre la que se observaron mermas del orden del 9%.
En relación con las peras, las pérdidas de volumen respecto de 2020 se las proyecta -con los datos del cierre del primer cuatrimestre- cercana a las 50.000 toneladas. Al compararla con la temporada pasada ese valor se ubica en poco más de 17.000 toneladas.
El sector que mas participó en esta caída fue la exportación que absorbió el 80% de las 50.000 toneladas mencionadas. Los stocks almacenados en las cámaras de frío fue la otra variable que participó de esta caída. El mercado interno, aunque en forma marginal, creció y la industria de jugos se mantuvo estable en los períodos comparados (ver gráfico adjunto en barras: Pera: destino comercial).
“En las últimas dos temporadas se hizo sentir con fuerza los efectos de las heladas tardías y las tormentas de granizo. Cada temporada que pasa queda de manifiesto que, de no existir protección en las chacras para este tipo de eventos climáticos, los volúmenes a cosechar tenderán a disminuir en el tiempo”, confió un productor de la localidad de Cipolletti. (Río Negro)