Nunca nadie había captado una imagen del universo como esta. Tras uno de los lanzamientos más esperados de la década, una odisea espacial de varios meses y semanas de calibrar instrumentos científicos de alta precisión a gravedad cero, el telescopio espacial James Webb, por fin, ha enviado a su planeta madre las primeras imágenes en todo color que ha captado del cosmos. La primera de ellas, presentada este lunes por el presidente estadounidense Joe Biden, se presenta como uno de los retratos más detallados jamás capturados de nuestro universo.
El debut de esta primera ‘fotografía espacial’ del Webb despega por todo lo alto. Hace ya semanas que las agencias espaciales responsables de la misión habían señalado que este martes, día 12 de julio, se iban a publicar las primeras imágenes captadas por el telescopio más grande y potente jamás construido. Este fin de semana, en un giro totalmente inesperado de los acontecimientos, la Casa Blanca ha anunciado que la primerísima imagen del Webb sería presentada por el mismo presidente de los Estados Unidos un día antes del que, hasta ahora, era el debut oficial. El estreno de estas imágenes, casi como si de una película se tratara, ha debutado rodeado de espectáculo. Al más puro estilo Hollywood.
La imagen presentada este lunes, pues, es solo la primera de la cosecha del Webb. Este martes, sobre las 16.30 (hora peninsular española), está prevista la entrega definitiva del primer paquete de retratos espaciales del telescopio. En total, los responsables de este instrumento espacial explican que el James Webb ha retratado cinco objetos celestes: desde unas nebulosas situadas de miles de años luz de nuestro planeta, hasta un planeta gaseoso gigante ubicado más allá de nuestro Sistema Solar y un cúmulo de galaxias masivo tan y tan lejano que solo es visible a través de la ‘lupa’ de otra galaxia. La publicación estampas suponen, a su vez, el despegue oficial de las observaciones científicas de este telescopio de última generación.
En el evento de este martes, la presentación estará a cargo del equipo científico responsable de este proyecto, como por ejemplo Eric Smith (científico del programa Webb y científico jefe de la División de Astrofísica de NASA), Knicole Colón (científica adjunta del proyecto Webb para el estudio de exoplanetas), René Doyon (investigador principal del Canadian Near-Infrared Images de la Universidad de Montreal) y Christopher Evans (científico del proyecto Webb de la Agencia Espacial Europea). Durante este evento, no solo está prevista la publicación de nuevas imágenes. Todo apunta a que también se darán a conocer los primeros datos espectroscópicos captados por el Webb.
Misión científica
El protagonista de esta noticia, el telescopio espacial James Webb, despegó el pasado 25 de diciembre desde el puerto espacial de Kurú, en la Guayana francesa, rumbo a un ‘punto estratégico’ desde donde observar el universo. El instrumento científico ha tenido que recorrer 1,5 millones de kilómetros por el espacio, el equivalente a cuatro veces la distancia entre la Luna y la Tierra, hasta llegar al conocido como punto de Lagrange 2. Ahí ha acabado de desplegar su arsenal científico para estudiar la formación de las primeras estrellas, mirar a través del polvo cósmico y buscar signos de vida en otros planetas.
«Esta misión será un antes y un después en muchos aspectos. Nunca hemos puesto en el espacio algo que mire el universo con estos ojos», explicaba, justo antes del despegue del Webb, Begoña Vila, una de las científicas encargadas de coordinar los instrumentos a bordo del telescopio espacial James Webb en una entrevista con EL PERIÓDICO. «Esto es como cuando llevas toda la vida haciendo fotografías con una cámara malucha y, de golpe, te cambias a una cámara de las buenas. Aunque saques una foto al mismo punto con ambas máquinas, la cámara buena sacará detalles que en la otra ni siquiera se aprecian», comentaba la experta.
Tras la publicación de las primeras (y espectaculares) imágenes captadas por esta misión, ahora sí, el James Webb debuta oficialmente como el telescopio espacial más sensible y sofisticado jamás lanzado al espacio. Los impulsores de este proyecto estiman que la vida útil de esta misión es de unos 10 años. Durante este tiempo, el instrumento irá realizando una exhaustiva lista de tareas pautada, hasta el más mínimo detalle, por científicos de todo el mundo. En su primer año de vida, Webb dedicará alrededor del 25% de su tiempo en la observación de exoplanetas. Si todo va según lo previsto, esta misión apuntará hacia decenas y decenas de cuerpos celestes para descubrir qué hay donde, hasta ahora, no habíamos visto nada.