Llegó el día. Después de dos años en los que los fieles debieron quedarse pacientemente en sus casas o bien llevar a cabo la acostumbrada visita en medio de un montón de protocolos sanitarios, hoy la Ermita de Saavedra volverá a abrir sus puertas a miles de personas que llegarán de toda la región.
Esta será la 85ª Peregrinación al santuario Nuestra Señora de Luján de la Sierra y, justamente la jornada de hoy, se tratará de la más importante de las tres con que cuenta el evento, ya que en ella se desarrollará la misa principal de la celebración y las peregrinaciones desde la localidad y alrededor del cerro.
Bajo el lema “Madre míranos con ternura, queremos unirnos como pueblo”, las actividades de este domingo comenzarán bien temprano, desde las 7, con la misa de los primeros peregrinos y servidores; luego, a las 10, se espera la llegada de la imagen de la Virgen a la ermita y, una hora más tarde, será la misa oficiada por el arzobispo de la Arquidiócesis de Bahía Blanca, Carlos Aspiroz Costa.
Más tarde, a partir de las 15, será el rezo del Rosario alrededor del cerro; a las 16 se celebrará una nueva misa, y desde las 19 se podrá disfrutar del canto de los Akathistos.
Mañana, en tanto, las misas se celebrarán a las 11.30 y a las 16. En ambos días funcionarán los servicios de cantina, santería y baños.
Las expectativas, en Saavedra y sobre todo en el grupo Misioneros de la Ermita, son enormes. Atrás quedaron 2020 y 2021, cuando debieron –en el primero de los casos- usar la imaginación y llevar a cabo una peregrinación virtual, a través de las redes sociales y, ya el año pasado, volver a una suerte de presencialidad con distanciamiento, sin contacto con la imagen de la Virgen.
“Estamos hace tiempo preparando la casa de Mamá María para que luzca bella y se haga esta fiesta –asegura Mabel Holl, del grupo organizador-. Por suerte, esta vez lo haremos en forma normal, como siempre, con oficios religiosos y ya sin el protocolo de la pandemia, por lo que volverá María a peregrinar desde nuestra parroquia, en el pueblo, en manos de la gente que la acompañe”, destaca.
Como ocurría antes de la pandemia, para esta ocasión volverán a verse los peregrinos de distintas partes de la zona que llegan caminando desde Pigüé, desde donde parten el sábado a la medianoche y marchan hasta el santuario a través de caminos rurales. En Saavedra, en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, los recibirán con bebidas calientes y algunos seguirán su camino hasta el santuario, mientras que otros esperarán hasta las 8 el inicio de la peregrinación para hacerlo junto a la Virgen.
“También sabemos de personas que vendrán a caballo, pertenecientes a distintos centros criollos de la región. Entre ello, llegarán integrantes de la familia Sarlinga, parientes de los primeros jinetes que acompañaron la imagen de María en 1938, durante la primera peregrinación”, cuenta.
A todos ellos se sumarán los fieles y sacerdotes del monasterio Bizantino de Pigüé, que arriban también caminando pero a través del abra del Hinojo, por caminos que se ubican entre las sierras.
“Esto es pera todos nosotros una emoción muy particular, porque los peregrinos tienen mucho por pedir y también mucho por agradecer: queremos celebrar la vida luego de la pandemia”, señala.
Holl destaca que, además, para mañana está prevista la llegada de otros contingentes de fieles: “Hay muchos sacerdotes que normalmente celebran misa en sus parroquias los domingos, y que aprovechan el lunes feriado para venir con sus feligreses hasta aquí. Por supuesto, mañana también aguardamos un buen número de peregrinos”.
En ese sentido, aclara que “es una alegría recibir a toda esta gente”.
“Aquí vamos a celebrar la vida y renovar la esperanza, para que nos aumente la Fe a través del tiempo… ¿Y qué mejor que hacerlo en la casa de Mamá María?”, pregunta.
En ese sentido, destaca que uno de los grandes cambios que habrá en esta oportunidad respecto del año pasado, será la posibilidad de que los fieles tengan contacto con la imagen de la Virgen
“Uno no puede no permitir que la gente toque a la imagen y por eso, a medida que vaya pasando la gente, higienizaremos con alcohol el vidrio”, aclara.
Esa misma imagen es la que el año pasado recibió a los fieles, pero que no peregrinó desde Saavedra ni alrededor del cerro porque ya estaba colocada en un lugar no alcanzable para la gente.
“Pero este año todo vuelve a la normalidad. Estará cubierta con el vidrio y lo iremos limpiando, porque los peregrinos necesitan estar cerquita de ella”, cuenta.
Espaldarazo
Holl destaca que, más allá del cariño incondicional por la Virgen, la llegada de la fecha de la procesión constituye un espaldarazo económico muy grande para la comisión, que tiene que hacerse cargo del mantenimiento del predio a lo largo de todo el año.
“Uno se va preparando con mucho cuidado, dejando a punto las instalaciones. Tratamos de poner nuestro granito de arena, trabajando en equipo”, señala.
Por ejemplo, para esta oportunidad se acondicionaron las cantinas con que cuenta el lugar para una mejor atención de la gente, sumando nuevas cosas, rehaciendo la instalación eléctrica o pintándolas.
«Siempre hay algo para hacer o para reparar. Tenemos gente de buen corazón que nos ayuda, pero esta es la fecha en que recibimos el apoyo económico para el resto del año», finaliza.
El estado del camino, con una posible solución
El estado del camino de tierra de 7 kilómetros de extensión que une Saavedra con la Ermita siempre es una de las cuestiones a tener en cuenta previo a la procesión.
Holl advierte que no está en mal estado, y que la idea era realizar justamente algún trabajo de mantenimiento previo a la procesión.
“Sabemos que llegó dinero desde la Provincia para hacer la consolidación del camino. Ya hemos visto algunos movimientos, así que creemos que la obra podría empezar en poco tiempo”, explica.
Desde la comuna de Saavedra se explicó que el gobierno bonaerense envió cerca de 12 millones de pesos en material, principalmente piedras de distintos tamaños, y que los trabajos se llevarán a cabo con personal municipal.
El santuario se construyó para los peregrinos del sur del país que no podían llegar a la Basílica de Luján.
En 1938 la zona sufrió una sequía, por lo que se llevó a cabo una peregrinación pidiendo lluvia en horas de la mañana, y horas después cayó un verdadero chaparrón.
«Por eso, si llueve, para nosotros será una bendición, porque ese era el pedido de la primera peregrinación», cuenta Holl. (La NUeva)